Frente a la COP27, justicia climática y energética ya!

08/11/2022
La COP27 acaba de iniciarse en, y como ca da año, ELA junto a otros movimientos sociales exije soluciones reales y llama a una movilización. Una concentración el 12 de noviembre en la Plaza Arriaga de Bilbo a las 12:00 para reivindicar justicia climática y energética.

Manifiesto firmado por los movimientos sociales:

 

“Justicia climática y energética ya: exigimos soluciones”

Nos enfrentamos a una crisis civilizatoria de la que la emergencia climática y la crisis energética (escasez mal gestionada) son apenas dos de los síntomas. Las consecuencias más graves son ya evidentes: migraciones forzosas masivas; creciente empobrecimiento de las personas más vulnerables; mayor desigualdad e injusto reparto de la riqueza y recrudecimiento de las guerras y del militarismo. La certeza sobre la falta de materias primas y de fuentes de energía amenaza el futuro de las mayorías. Además, a la injusticia que supone que los menos responsables del problema sean los que sufren las consecuencias de manera más acusada, se suma ahora la obscenidad que supone el que los oligopolios estén teniendo beneficios extraordinarios mientras la pobreza energética se extiende. Hacemos un llamamiento a los gobiernos para cambiar radicalmente sus políticas y acometer una transición energética justa, democráticamente decidida y regida por el criterio de suficiencia, lo que significa planificar un decrecimiento consensuado.

La emergencia climática está causando una crisis de derechos humanos de una magnitud sin precedentes y la falta de una respuesta adecuada a esa situación incrementa las violaciones de dichos derechos. Al menos 3.600 millones de personas viven ya en situación de enorme riesgo climático, y la reducción de emisiones, la transformación de la economía y la justicia climática son la única respuesta posible. Este mismo año, hemos padecido gravemente muchos impactos, en forma de terribles olas de calor, incendios forestales, sequía y otros fenómenos extremos.

La locura de una economía capitalista, fundada sobre el crecimiento ilimitado y basada en las energías fósiles finitas, debe cesar desde ya. Y esto es algo que no solo lo decimos las activistas. También lo corrobora la autoridad científica en el último informe del IPCC: “las emisiones de gases de efecto invernadero deben tocar techo antes de cuatro años”. Sin embargo, los últimos datos de emisiones de la Unión Europea muestran que se está recuperando la tendencia al alza de las emisiones que se registraba antes de la COVID (en Estado español aumentaron un 5,1% en 2021 con respecto al año anterior). Un año y medio después de la entrada en vigor de la Ley de Cambio Climático seguimos sin emprender los cambios imprescindibles.

Pero además las corporaciones españolas siguen saqueando otros países y continentes del Sur global, en el peor estilo poscolonial. Mientras tanto, los países enriquecidos del Norte Global - que incluyen a la Unión Europea - no aportan la financiación que deben, y frenan el desarrollo de instrumentos para compensar las evidentes deudas ecológicas de su extractivismo.

La guerra de Ucrania, otro ejemplo de la disputa presente y futura de espacios y materiales, ha dejado patente la estrecha dependencia entre los combustibles fósiles, los conflictos geopolíticos, la siniestra economía militar, y un sistema económico depredador de la vida. Pero la guerra es otro síntoma de una enfermedad que la precede y que se llama capitalismo. Que nadie nos engañe: no necesitamos más gasto militar, sino más inversión social, más soberanía alimentaria, todo ello en un marco de suficiencia y decrecimiento de la esfera material de la economía. Esto es, repartir para que todos vivamos bien sin sobrepasar los límites.

Las organizaciones firmantes exigimos a los gobiernos reunidos en la COP27 que aborden de manera justa y solidaria las inevitables transiciones. A los gobiernos vasco y español les exigimos que, admitiendo su corresponsabilidad en la creación de esta crisis, se comprometan en la implementación de políticas que frenen su vigente carrera hacia el abismo, y que giren hacia un rescate de las vidas más precarizadas. Un proceso de revisión que debe realizarse con la participación de la ciudadanía, las entidades científicas y la sociedad civil organizada, en el que se debe anteponer la protección de un futuro vivible y una transición justa, frente al mantenimiento de un sistema económico que nos está llevando a un colapso ambiental y social.

Y más en concreto, ante la organización de la COP 27 en Egipto, tanto la comunidad internacional, como los países que van a participar en ella, incluido el Estado español, deben instar a las autoridades egipcias a tomar medidas reales para revertir la profunda crisis de derechos humanos del país, garantizando la participación de la sociedad civil en el espacio público, no solo durante esta cumbre, sino de una forma estable y permanente.

En Euskal Herria, en Egipto y en todo el mundo, la ciudadanía exige justicia climática y energética. El tiempo para actuar se agota y nos jugamos TODO en esta lucha.

 

ANTE LA DESIDIA DE LOS GOBIERNOS, LA CALLE ESTÁ EXIGIENDO:

¡NO PERMITAMOS QUE NOS CAMBIEN EL CLIMA! ¡LO QUE DEBE CAMBIAR ES EL SISTEMA!