La biodiversidad del planeta en una encrucijada según el informe GBO-5 de la ONU

Los sistemas vivos de la Tierra en su conjunto están comprometidos. Y cuanto más explote la humanidad la naturaleza en formas insostenibles, más socava su propio bienestar, seguridad y prosperidad. A medida que la naturaleza se degrada, surgen nuevas oportunidades para la propagación a humanos y animales de enfermedades devastadoras, como el COVID-19. Tenemos poco tiempo disponible, pero la pandemia también ha demostrado que las grandes transformaciones son posibles cuando nos vemos en la necesidad de realizarlas. Las decisiones y las acciones que tomemos ahora tendrán profundas consecuencias, para bien o para mal, en todas las especies, incluida la nuestra.
El informe llama a transformar las actividades humanas a través de ocho transiciones para las cuales se considera el valor de la biodiversidad, la necesidad de restaurar los ecosistemas de los que depende toda la actividad humana y la urgencia de reducir los impactos negativos de dicha actividad:
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Transición de tierras y bosques: conservar ecosistemas intactos, restaurar ecosistemas, combatir y revertir la degradación, y usar la planificación espacial a nivel de paisaje para evitar, reducir y mitigar el cambio de uso de la tierra.
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Transición hacia la agricultura sostenible: rediseñar los sistemas agrícolas mediante enfoques agroecológicos y otras innovaciones para mejorar la productividad y minimizar los impactos negativos sobre la biodiversidad.
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Transición hacia sistemas alimentarios sostenibles: facilitar dietas sostenibles y saludables con un mayor énfasis en la diversidad de alimentos, en su mayoría de origen vegetal, y un consumo más moderado de carne y pescado, así como disminuir drásticamente el desperdicio en las fases de suministro y consumo de alimentos.
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Transición hacia pesca y océanos sostenibles: proteger y restaurar los ecosistemas marinos y costeros, recuperar la pesca, la gestión de la acuicultura y otros usos de los océanos para garantizar la sostenibilidad y mejorar la seguridad alimentaria y los medios de vida.
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Transición de las ciudades y la infraestructura: desplegar “infraestructura verde” y hacer espacio para la naturaleza dentro de los paisajes urbanos para mejorar la salud y la calidad de vida de los ciudadanos, y reducir la huella ambiental de las ciudades y la infraestructura.
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Transición del agua dulce sostenible: promover un enfoque integrado que garantice los caudales de agua requeridos por la naturaleza y las personas, mejore la calidad del agua, proteja los hábitats críticos, controle las especies invasoras y salvaguarde la conectividad para permitir la recuperación de los sistemas de agua dulce desde las montañas hasta las costas.
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Transición de la acción climática sostenible: impulsar las soluciones basadas en la naturaleza, junto con una rápida eliminación del uso de combustibles fósiles, para reducir la escala y los impactos del cambio climático, al tiempo que se proporcionen beneficios para la biodiversidad.
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Transición del enfoque salud que incluya la biodiversidad: gestionar los ecosistemas, incluidos los agrícolas y urbanos, así como el uso de la vida silvestre, a través de un enfoque integrado que promueva la salud de las personas y los ecosistemas.
Para llevar a cabo estas transiciones es necesario que las acciones que se han tomado deben ampliarse significativamente, dejar de estar impulsadas por proyectos y convertirse en sistémicas. Además, es necesario cerrar la brecha entre la ambición y la acción de los países