La transición de la economía de Hego Euskal Herria es imprescindible

26/01/2023
Además de ser insostenible por los graves impactos ecológicos que genera, es imposible mantener esta economía en un futuro próximo. Se basa en un metabolismo lineal, fósil y extractivista fuertemente dependiente del transporte y del mercado global.

Nuestra economía funciona como un gran “digestor” de materiales no renovables, transformando y volviendo a exportar fuera de sus fronteras combustibles fósiles y minerales previamente importados de fuera del territorio. La economía se basa en la producción industrial y el transporte. Los elementos que nos hicieron triunfar en el pasado en la competitividad mundial nos han convertido hoy en un espacio frágil.

Los sectores que más empleo generan no son los más sostenibles. Actualmente existe una fuerte relación entre la generación de empleo, el crecimiento económico y el impacto ecológico. En el sector industrial existe una relación entre el consumo energético y la tasa de ocupación, y el transporte basado en energías fósiles es esencial para una economía lineal e internacional.

La reducción de energía y materiales supondría la destrucción de muchos puestos de trabajo, con la consiguiente dificultad para que la clase trabajadora sustente sus vidas. Vivimos en una sociedad inseparable del mercado y del salario, y la mayor parte de la satisfacción de las necesidades básicas las hacemos mediante los mismos. Además, la economía de Hego Euskal Herria se enfrenta a un gran reto: el reconocimiento de la labor de cuidados, que es la que más peso tiene de todas las tareas que se realizan (productiva y reproductiva) y que está escondidas y feminizadas. El trabajo se debe entender como un medio de apoyo a la vida y no para la reproducción del capital.

Pero ¿es posible mantener la actual estructura económica sin cambios profundos? La respuesta es obvia, no es posible, tenemos muchas limitaciones. Por un lado están los límites del planeta. La obtención de energía fósil y materiales es cada vez más difícil. Por otra parte, las energías renovables no pueden sustituir el consumo total de energía fósil que tenemos. Por tanto, la economía de Hego Euskal Herria necesitará una profunda transformación para hacer frente a estos retos. Para ello habrá que trabajar en varias líneas:

  • Reducir el consumo de materiales y energía hasta estar dentro de los límites ecológicos y siguiendo criterios de justicia global. Esto repercute en varios sectores productivos y en el modo de vida de las personas.
  • El sector energético debe reorganizarse en profundidad. Necesitamos tecnologías realmente renovables y emancipadoras y desmontar el oligopolio energético actual.
  • La economía circular sólo puede ser local. Por ello, es necesario construir una economía de movilidad reducida. Para hacer frente a los impactos de la globalización, y la escasez de recursos materiales y energéticos, la economía debe basarse en una economía circular y de cercanía.
  • Para la relocalización de la economía es imprescindible transformar el modelo productivo y contar con un tejido productivo diversificado. La industria debe basarse en materiales y energías renovables y no en la exportación.
  • El transporte necesita una gran transformación, la electrificación no será suficiente. Reducir la movilidad de las mercancías y basar el transporte de personas en el transporte público colectivo.
  • La agroecología y la actividad forestal sostenible son imprescindebles en la economía del futuro. Además de absorber CO2 y mejorar el medioambiente, son importantes herramientas para relocalizar la economía y alcanzar la soberanía alimentaria.
  • Hay que reconfigurar la economía poniendo en el centro los cuidados, el sostenimiento de la vida y el reparto de los trabajos de cuidados altamente feminizados.
  • También es imprescindible la redistribución de la riqueza y el reparto del empleo mediante la reducción de la jornada laboral.
  • Se deben satisfacer las necesidades de las personas sin pasar por el mercado, es decir, avanzar en la desmercantilización. Para ello será necesario fortalecer los servicios públicos para ayudar a la ciudadanía a cubrir sus necesidades sanitarias, educativas, etc.

 

Avanzar hacia una sociedad más justa, democrática y sostenible es un nuevo camino donde ELA debe ser impulsora de esta transformación. No podemos elegir entre pérdida de empleo o destrucción capitalista. Debemos impulsar transiciones que armonicen los derechos laborales con las actividades económicas compatibles con la vida, a través de la lucha, la movilización y la negociación colectiva.