ECOFEMINISMO

La transición ecosocial será feminista o no será

07/03/2024
La transición ecosocial asume modelos de relación y consumo circulares, solidarios, ecológicos, equitativos, feministas y acordes con la naturaleza. Por definición, este modelo de transición marca una dirección contraria al capitalismo y a la lógica de mercado, por lo que pretende poner la vida en el centro.

Es imprescindible definir qué es, o cómo debe ser, la transición ecosocial en un momento en el que todo el mundo habla de ella. ELA lleva meses definiendo una hoja de ruta para la transición ecosocial. No es fácil, porque hay que introducir muchos elementos imprescindibles en el debate: garantizar el bienestar de la clase trabajadora, poner fin al patriarcado, la supervivencia del planeta, adaptarse a las consecuencias del cambio climático, o una transición energética justa. Si no se tienen en cuenta todos estos elementos, no será una transición justa para todos y todas.

Lo que está claro es que, desde el punto de vista del ecofeminismo, lo primero que hay que hacer es aceptar el necesario decrecimiento de la esfera material de la economía capitalista. Este sistema tendrá que vivir con menos. Y esto se puede plantear de dos maneras: manteniendo esos estilos de vida despilfarradores e injustos que tienen poder económico, político y militar. O con una lógica completamente diferente, con formas de vida que aceptan que los recursos del planeta son limitados y reconociendo los derechos humanos de todas las personas.

La transición ecosocial debe abordar los problemas con la justicia social. Los países más industrializados y consumistas deben asumir su responsabilidad, no sólo de los impactos sobre el medio ambiente sino también la vulneración de derechos humanos. Es frecuente no reconocer los impactos e injusticias que se producen en los países del Sur Global (y no tan lejos), por lo que en una transición justa será necesario asumir estas responsabilidades y establecer límites. Apostar por la sostenibilidad ecológica sin pensar en la sostenibilidad de la vida y el respeto a los derechos humanos puede llevarnos a regímenes absolutamente autoritarios.

Cuando se habla de Pactos Verdes desde la Unión Europea, están pintando de verde el modelo económico capitalista, reconstruyendola con la misma lógica actual. Por ejemplo, fomentar el uso de energías renovables frente al declive de la energía fósil; apostar por el coche eléctrico frente al declive de la movilidad basada en el petroleo. Pero siempre de la mano de las multinacionales y poniendo el negocio en el centro, sin tener en cuenta sus consecuencias sociales.

La transición ecosocial debería articularse en base a tres principios: el principio de suficiencia, es decir, aprender a vivir en la medida necesaria, lo que afecta fundamentalmente a las sociedades que consumen en exceso. En segundo lugar, la distribución de la riqueza. Y, por último, es imprescindible orientar las políticas públicas y la organización social desde la lógica de los cuidados.

En esta definición de la transición, el ecofeminismo aporta mucho profundizando en la lógica de la vida y relacionando luchas y esperanzas. El feminismo ha demostrado la necesidad y la determinación de poner las vidas en el centro. Tenemos que tener una perspectiva que reconozca que las vidas humanas son absolutamente dependientes, formamos parte de la tierra, y al mismo tiempo dependemos de las comunidades, sin las cuales no podemos entender nuestra vida. Hay que reconocer el trabajo de las mujeres en la defensa de la tierra y de las comunidades. Por tanto, las mujeres deben ser protagonistas de la transición ecosocial.