La transición energética: se tiene que hacer, sí o sí (opinión)

15/04/2014
En ELA apostamos por las energías renovables dejando de lado la energía fósil y las falsas soluciones. La energía nuclear y la extracción de gas mediante fracking no son una solución, empeoran la situación.

El modelo energético que tenemos se basa en la energía fósil, es decir, en la energía que genera cambio climático, la que más contamina y la que es limitada. Las más utilizadas son sobre todo el petroleo y el gas, y los derivados de éstos. Estas energías generan graves problemas, como la contaminación tanto en su extracción, como en su utilización y transformación para elaborar otros materiales, por ejemplo cuando el petroleo se transforma en plástico. En cuanto al futuro, además de generar contaminación, estas energías fósiles se agotarán antes de lo que creemos y necesitaremos otro modelo energético. Según las investigaciones de varios científicos, al petroleo le quedan 30 años. Y ¿luego qué?

Cuando se plantea esta transición hay una tendencia a defender la energía nuclear. Esta energía genera contaminación, el uranio del que proviene está limitado, y qué decir del peligro que supone. Las centrales nucleares son muy peligrosas, basta con mencionar Chernobil o Fukushima. Pero a veces se nos olvida que los residuos radiactivos no se eliminan en miles de años y que son un riesgo muy grande para el medioambiente y nuestra salud, sin que haya ningún accidente de por medio. Así que la energía nuclear no es una alternativa. Estos últimos meses la lucha contra las nucleares ha tomado fuerza por la amenaza de reapertura de Garoña. Un ejemplo de esta lucha ha sido la multitudinaria manifestación celebrada en Gasteiz el 15 de marzo en contra de la reapertura. ¡No les dejaremos que Garoña se abra otra vez!

Pero ésta no es la única falsa solución que se plantea para la transición energética. Últimamente el fracking está tomando mucha fuerza mundialmente, también en Euskal Herria. Parece ser que los intentos de sacar gas del subsuelo de manera muy peligrosa son una solución futura para algunos. Pero esta también es una energía fósil, y no es admisible. El gas del subsuelo se extrae con la técnica llamada fracking, una técnica muy contaminante (contamina la tierra, el aire y los acuíferos), y el gas que se obtiene es tan contaminante como el carbón. Estos peligros deberían ser suficientes para dejar de lado esta fuente de energía, pero en algunos sitios están apostando por ella, no sin movilizaciones en su contra. En Europa, tanto en Francia como en Rumanía se ha convertido en la mayor lucha de campesinos y campesinas. Les quieren robar sus tierras para extender este tipo de explotación. Pero también hay situaciones contrarias. Alemania ha rechazado esta práctica. Cataluña también lo ha prohibido, y también Cantabria, aunque en esta última el gobierno de Rajoy les ha presentado un recurso. En Euskal Herria también tenemos ejemplos, como en Navarra que el parlamento ya ha prohibido el fracking, mientras en la CAPV se han dado permisos para iniciar las prospecciones. Los intentos más conocidos se han hecho en Araba, pero también se han concedido permisos en los otros territorios. Pero aquí también han topado con la oposición de la ciudadanía. Ya son numerosas las plataformas contra el fracking, y cada vez tenemos más fuerza. ELA está participando en algunas de ellas. La última acción llevada a cabo por estas plataformas es la presentación en el Parlamento Vasco de una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) que ya se ha admitido a trámite, no como el año pasado que también se presentó pero no se admitió. Desde el 20 de marzo, y durante 4 meses, tenemos que recoger 30.000 firmas, y estamos seguras de que lo conseguiremos, ¡así que a firmar!

Y ¿qué nos queda sin energías fósiles y sin nucleares? La respuesta ya la sabemos: las energías renovables. Utilizando el sol. El agua, el viento o la biomasa somos capaces de generar energía y esta debe ser la base para la transición. Pero no la única. Además de desarrollar estas fuentes de energía es indispensable reducir nuestro consumo de energía, tanto a nivel individual como a nivel industrial.

Con estos dos elementos es posible un modelo 100% renovable. En ELA apostamos por ello, y nuestras luchas están en ese camino. No será un proceso fácil, y no se conseguirá de hoy a mañana. Pero es necesario que empecemos hoy mismo, sin que sea demasiado tarde.