Por un modelo de comedor sostenible que garantice las condiciones laborales

05/02/2019
El Gobierno vasco quiere dejar en manos de las familias la carga que supone la administración de los comedores escolares, algo que pone en riesgo el empleo y las condiciones laborales de cientos de trabajadoras y trabajadores. En opinión de ELA, cada centro escolar debe tener autonomía para optar por el modelo de gestión de comedor que considere más adecuado. Y, cualquiera que sea el modelo elegido, debe basarse en la soberanía alimentaria y en la necesidad de que la alimentación sea saludable y de calidad, respetando las condiciones de trabajo; hace falta una apuesta clara por la profesionalización de las diversas labores que se desempeñan en los comedores.

El Departamento de Educación quiere hacer cambios en el modelo de comedores escolares, abriendo la opción de dejar en manos de las familias la gestión integral de los comedores.

En primer lugar, hay que recordar que el modelo de comedor actual es consecuencia de la orden de 20 de marzo de 2000, por la que el gobierno se quita de encima la responsabilidad de gestionar los comedores, reduce la autonomía y la capacidad de decidir de los centros, e impone un modelo que beneficia el negocio de las grandes empresas de catering. Este modelo no ha garantizado que las familias y los centros puedan decidir sobre el modelo de comedor, ni la calidad de los productos, ni que los productos sean saludables y locales, o que el personal de los comedores escolares mantengan su empleo. Tampoco garantiza unas condiciones laborales dignas. Como hemos denunciado una y otra vez, este modelo es totalmente contrario al que defiende ELA.

Por si esto fuera poco, estas grandes empresas han cometido fraude. Ocho empresas de catering que ofrecen sus servicios en los comedores de los centros de enseñanza pública de la CAPV (Eurest, Auzo Lagun, Gasca, Gastronomía Vasca, Tamar, Magui y Goñi) han sido multadas por la Autoridad Vasca de la Competencia por manipular los precios y limitar la competencia en las adjudicaciones de los últimos años. Las familias y las arcas públicas han pagado un sobrecoste de 80 millones de euros durante 10 años. Pero esto no ha sido un problema para el gobierno para que, en cursos posteriores, se les haya adjudicado otra vez el servicio de comedor a las mismas empresas; en cambio, llama mucho la atención que el gobierno no haya adjudicado más servicios a la empresa que denunció el fraude.

Varias AMPAs, sindicatos y movimientos sociales han denunciado este modelo y han reivindicado otro, lo cual ha llevado al Gobierno a moverse. Pero el proceso desarrollado, la gestión del asunto y la decisión tomada son lamentables.

En diciembre de 2017 el Gobierno vasco creó la Comisión sobre el Modelo de Comedor. Pero en esa comisión, además de las AMPAS, solo ha tomado parte un sindicato, LAB. Aunque lo hemos denunciado una y otra vez, se ha vetado la presencia de ELA y de cualquier otro sindicato o movimiento social. Además, se nos han negado las actas y la información sobre lo que se ha hablado en esa comisión. Es notable la falta de participación y transparencia de este proceso.

El 10 de enero supimos por la prensa que el Gobierno vasco tenía intención de dar a las AMPAs la opción de gestionar de manera directa los comedores escolares (desde la contratación del personal, siguiendo por la compra de los alimentos y hasta la gestión total de los comedores). Esta decisión, además de provocar el rechazo de las AMPAs y movimientos sociales, es inadmisible, antidemocrática y contraria a los derechos de las personas trabajadoras y sus representantes. De hecho, en las mesas de negociación de los ámbitos que padecerán las consecuencias de esta decisión no se ha llevado a cabo ninguna reflexión ni negociación sobre este tema.

Por otro lado, cumplir con las condiciones de esta Orden y el trabajo de burocracia que exige es casi imposible para la mayoría de las AMPAS, ya que no tienen ni el conocimiento, ni los recursos, ni el tiempo que exige cumplir con este modelo de gestión. Cumplir con este modelo solo está en manos de el Gobierno Vasco o las grandes empresas. No se puede olvidar que los comedores escolares son servicios públicos, y que su organización y gestión es responsabilidad de la administración pública. No puede actuar con semejante dejación y echar toda la responsabilidad sobre las espaldas de las familias, dejando los comedores en manos de la militancia de ellas.

Siendo esto así, todos los elementos nos llevan a pensar que el objetivo es mantener la situación como está, haciendo imposible el cambio de modelo en los centros que así lo desean. Es decir, no avanzar en la dirección que muchos vemos imprescindible y que reivindicamos, e ir más allá en la privatización del sector.

Además, ELA está muy preocupada porque se pone en riesgo el empleo y las condiciones laborales del personal. Tanto para el que trabaja directamente para el Departamento de Educación, como para los que trabajan en las empresas subcontratadas. Además, se abre la vía para privatizar al 10% de las personas empleadas que trabajan en los comedores como empleadas públicas. También se ponen en riesgo los empleos y las condiciones de trabajo de las personas que trabajan en las empresas subcontratadas. Se dejan de lado luchas y reivindicaciones de muchos años en diferentes colectivos.

Mantener el empleo y unas condiciones laborales dignas siempre han sido las líneas rojas para ELA, y seguirán siéndolo en un hipotético cambio de modelo, en el que para el sindicato son imprescindibles la calidad y la garantía para el empleo.

ELA no apoyará ninguna propuesta del tipo que ha realizado el Gobierno Vasco si no se mantienen o mejoran los empleos y sus condiciones laborales. Es imprescindible aumentar ratios si aumentan las cargas de trabajo y mantener con condiciones dignas los empleos de las cocinas que dependen del Gobierno Vasco. De la misma manera, también hay que mantener los empleos y las condicionas laborales del personal de las empresas subcontratadas (subrogación y convenio actual), también en el futuro, si hubiese cambios en la gestión (subrogación y mantenimiento del convenio actual).

Para ELA es necesario cambiar el modelo de gestión de comedores. La soberanía alimentaria y la alimentación saludable deben ser los pilares del modelo de comedores. Necesitamos productos locales de calidad basados en la agroecología, que no perjudiquen el medio ambiente, que impulsen la economía local y ayuden a confeccionar menús saludables.

Con ello, y tomando como ejes los valores citados, podemos convertir las cocinas y comedores escolares en un ámbito educativo de gran importancia (entre otros, basado en criterios como la coeducación, la euskaldunización y la diversidad). Se deben dar pasos y poner las condiciones para que la comida y las demás actividades que se desarrollan en el tiempo de comedor -como los juegos o la siesta de las niñas y niños más pequeños- se trabajen de modo pedagógico.

Todo ello implica que se mantendrían o aumentarían los puestos de trabajo existentes, y que se adaptarían y mejorarían las condiciones de trabajo. Habría que analizar las nuevas necesidades que las cocineras pueden tener en cuanto a labores de limpieza y formación, destinar más recursos, mejorar ratios de comedor y guardias y, en general, incrementar plantillas. Los recursos suplementarios que exige este cambio de modelo deben tener un reflejo claro en los presupuestos, y las dotaciones tienen que aumentar.

En opinión de ELA, cada centro escolar debe tener autonomía para optar por el modelo de gestión de comedor que considere más adecuado. Y, cualquiera que sea el modelo elegido, ha de basarse en la soberanía alimentaria, y en la necesidad de que la alimentación sea saludable y de calidad, respetando las condiciones de trabajo; hace falta una apuesta clara por la profesionalización de las diversas labores que se desempeñan en los comedores.

Por todas estas razones ELA sigue exigiendo la modificación de la Orden que regula la gestión de los comedores escolares y los pliegos técnicos y cláusulas establecidos para la licitación de estos servicios; es imprescindible abrir un debate público real y empezar a negociar la naturaleza del nuevo sistema y los criterios a tener en cuenta en los comedores.