¿Transición energética en problemas? Auge y decadencia de la energía comunitaria en Europa

02/12/2020
El informe de la TUED "¿La transición en problemas? Auge y decadencia de la energía comunitaria en Europa " explica los antecedentes, el contexto político y los datos que demuestran que las expectativas puestas en la energía comunitaria pueden estar fuera de lugar. Y argumenta que sólo la recuperación de la verdadera propiedad pública por parte del sistema energético permitirá afrontar los enormes retos del futuro.

En los últimos años las iniciativas en torno a la energía comunitaria, o la energía local, han despertado una gran ilusión entre activistas medioambientales, comunidades, diversos responsables políticos y sindicalistas. El esfuerzo por llevar a cabo la energía comunitaria se realiza con frecuencia en nombre de la justicia social, impulsando la igualdad y empoderando a la gente común en la transición hacia un futuro bajo en carbono.
Durante un tiempo, parecía que tales iniciativas iban surgiendo en Europa. El crecimiento de las energías renovables y la proliferación de la propiedad ciudadana y comunitaria parecían inseparables. Con la reducción de los costes de la eólica y de las tecnologías solares, la transición radical de la propiedad de la energía -y la energía para desplazar el control de las grandes compañías a los pequeños productores y consumidores- no sólo era posible, sino que quizá también parecía cercana. Muchos defensores de la energía comunitaria aceptaban las políticas de la Unión Europea por considerar que eran obligatorias más liberalización y privatización de los mercados energéticos. Muchos defensores de la energía comunitaria consideraban que la energía local no sólo podía sobrevivir en un entorno liberalizado, sino que podía avanzar.

Pero los últimos cambios en la política europea han situado la energía comunitaria en un modelo de decadencia. La supresión de las subvenciones ha supuesto una enorme ralentización en el número de nuevas iniciativas y cooperativas energéticas locales y ha amenazado a las ya consolidadas. La eliminación de las ayudas ha puesto de manifiesto la dependencia de las políticas que protegen de la competencia del mercado a las iniciativas energéticas locales y comunitarias.
A nivel de la UE, en su paso a subastas competitivas, a los generadores de energía a pequeña escala les eliminaron la posibilidad de volver a vender el excedente de electricidad a la red. Las consecuencias políticas de este cambio son muy significativas. La razón por la que se ha depositado la confianza en la energía comunitaria se ha basado en ser la alternativa estrella al sistema vigente. Y las otras posibles alternativas -como la comercialización y la renacionalización integral de los sistemas energéticos- se dejan fuera de las posibilidades. Sigue teniendo un gran impacto la idea de "poner la energía en manos de las personas" para que las personas y las comunidades tengan el control sobre las decisiones vinculadas a la energía que afectan a la vida real, pero la confianza en esa idea parece ser cada vez menor.
Para tenerlo claro, los activistas que luchan por la energía comunitaria son importantes aliados en la lucha por la democracia energética. Pero nuestra lucha debe estar enraizada en bases sólidas y los hechos dejan claro que las políticas que defienden las instituciones -que vinculan la descarbonización con una liberalización, privatización y comercialización más exhaustiva- son contrarias a que la transición energética se lleve a cabo con los valores de la energía comunitaria.
Este documento pretende contribuir a reorganizar los debates entre sindicatos y otros movimientos sociales que luchan por la democracia energética para saber cómo trabajar el compromiso significativo y amplio de la comunidad en la transición hacia un futuro más sostenible y justo.

Informe completo de la TUED aquí.