Urdaibai, más allá del Guggenheim (opinión)
La comarca del Urdaibai es una de las más hermosas de Euskal Herria. En 1984 la Unesco la declaró Reserva de la Biosfera, por su gran valor natural; y en 1989 el Gobierno Vasco refrendó ese reconocimiento mediante la aprobación de la normativa de protección y ordenamiento. La riqueza natural y la calidad medioambiental de la comarca son inmejorables, y las instituciones se han encargado de velar por su conservación hasta nuestros días.
Sin embargo, no se ha cuidado con el mismo celo el desarrollo socioeconómico de la comarca, por lo que las necesidades sin cubrir son cuantiosas. Hasta ahora no se ha hecho nada por promover un desarrollo sostenible de Busturialdea.
Y, de pronto, todas las administraciones se afanan en el desarrollo de la comarca. Urdaibai se ha puesto de moda últimamente, y las distintas administraciones públicas presentan sus proyectos como si se tratara de una licitación. Urdaibai se ha convertido en zona de guerra para las administraciones. Cada una tiene sus intereses particulares ciertamente. La Diputación Foral de Bizkaia proyecta un Guggenheim II, y lo presenta como la panacea, pero no sopesa el impacto medioambiental que pueda infligir. En su opinión, el proyecto generará muchos puestos de trabajo y será la solución para la comarca. El Gobierno Vasco, por su parte, ha presentado un plan integral, con actuaciones dirigidas a diversos sectores; pero ignoramos qué repercusión puede tener en un entorno natural tan singular. Los proyectos de esa envergadura suelen llevar aparejadas la construcción de carreteras y otras infraestructuras, que son altamente perjudiciales.
Mientras tanto, el lugar donde se proyecta ubicar el museo, las colonias de Sukarrieta, se ha declarado paraje protegido, por lo que no cabe alteración alguna; aunque esas declaraciones de protección no siempre se respetan, y hay, por tanto, un grado de incertidumbre.
Aun conociendo que el proyecto del Guggenheim no es sostenible ni económica, ni social, ni medioambientalmente, siguen pretendiendo llevarlo adelante a toda costa. Se ha convertido en práctica habitual hacer de los macroproyectos iconos de modernidad y desarrollo, mientras se dejan de lado el resto de sectores. En los presupuestos la partida destinada al proyecto estrella se provee normalmente a costa de las restricciones de gasto social. El TAV es un buen ejemplo de ello, un icono de modernidad y de solución de todos los problemas. No sabemos cómo no se les ha ocurrido hacerlo pasar por Busturialdea. En medio de la crisis que padecemos, en una situación de recortes constantes, resulta inadmisible gastarse millones de euros en un proyecto como el del Guggenheim. Se trata de una mera operación de marketing. La Diputación de Bizkaia nunca ha sido tan diligente cumpliendo sus funciones en importantes políticas, como la de fiscalidad. ¿Cómo es que ahora se muestra tan entregada en el desarrollo de Busturialdea?
Llevamos años oyendo que se va a construir un hospital en Gernika. ¿Dónde está? ¿Por qué el Gobierno Vasco no invierte en sanidad y en ofrecer mejores servicios en la comarca? En educación también hay lagunas sin cubrir. Para 12 niños del tramo de edad 0-3 años hay una sola plaza en guardería pública. También se necesitan residencias para mayores y centros de día; hay una sola plaza para 22 personas mayores. Las citadas administraciones tienen competencia en esos servicios, pero no las ejercen.
Y ¿qué hay de los habitantes? ¿Dónde queda su opinión y participación? Se quiere decidir desde fuera el futuro de los habitantes de la comarca, sin entrar a valorar sus necesidades ni sus opiniones. No han tomado en consideración el movimiento surgido a favor de un desarrollo sostenible de la comarca, lo que demuestra claramente la nula política de participación que tienen las instituciones.
Cuanto mejor sería interrogar a los habitantes y agentes locales para así identificar mejor las necesidades reales en las que basarse para promover el desarrollo socio-económico comarcal, sin dañar el medio ambiente. La comarca de Busturialdea posee un rico patrimonio natural y cultural, que, con las debidas inversiones, puede servir de base a un auténtico desarrollo sostenible. Estamos ante un entorno privilegiado, lleno de posibilidades, pero necesitado de un modelo de desarrollo adecuado, no de estrategias de mercado.
Los que de verdad estamos por un desarrollo socio-económico sostenible de Busturialdea exigimos un modelo de desarrollo que garantice la opinión y participación ciudadanas, y que así se tengan en cuenta sus necesidades. No vale cualquier cosa.