El acuerdo de gobierno en Navarra no cumple los mínimos para un cambio real

29/07/2019
El texto pactado por PSN, Geroa Bai, Podemos e I-E es muy ambiguo y asume todas las imposiciones del Estado (recortes presupuestarios, límites en OPEs…). Renuncia a otra Ley del Euskara, la fiscalidad es aún más favorable a las empresas y da por hecho que se construirá el TAV; es un pacto que será bienvenido por los poderes económicos.

ELA considera que el texto presentado por PSN, Geroa Bai, Podemos-Ahal Dugu e Izquierda-Ezkerra como Preacuerdo de Programa para una Legislatura de Convivencia, Igualitaria, Innovadora y Progresista (2019-2023) no cumple los mínimos para denominarse así, y mucho menos para implantar un cambio social real en Navarra. De entrada, asume como propio “el marco constitucional vigente” y llama a defenderlo. El contenido del Acuerdo es genérico, ambiguo y poco creíble.

  1. Está redactado de forma que pretende marcar una línea de continuidad con las políticas que se han venido aplicando en los últimos cuatro años. Un ejemplo de ello (tanto de la continuidad como de la ambigüedad) es el apartado referido a la política lingüística, en el que la mayoría de los párrafos comienzan con palabras como “mantener”, “dar continuidad”, “estudio”.... Asimismo, el texto abusa de términos propagandísticos como 'digitalización, 'estrategia inteligente', 'talento'... siempre entendiendo la acción de gobierno desde una filosofía empresarial. Es destacable que se cita como punto de ‘no acuerdo’ el desarrollo del TAV (lo que equivale a dar por hecho que se seguirá construyendo), y se renuncia a trabajar por una nueva Ley del Euskara.
  1. Lo dicho anteriormente no es contradictorio con señalar que las contadas concreciones que aparecen son poco creíbles. Los principales ejemplos de ello son las referencias que se marcan al señalar que se plantea el horizonte de que los recursos públicos destinados a Educación y Sanidad aumenten hasta llegar al 5% y al 6,5% del PIB respectivamente. ELA comparte la necesidad de incrementar sustancialmente la dotación económica destinada al conjunto de las políticas sociales, pero recuerda que en 2019 solo se destina a Educación el 3,2% del PIB, y a Sanidad el 5,1%, estando Navarra a la cola de la Unión Europea. Llegar a las cifras que se recogen en el acuerdo requeriría aumentar el presupuesto en Sanidad en 300 millones de euros, y el de Educación en 387 millones.

Sin embargo, el Preacuerdo de Programa no explica de dónde va a salir ese dinero, por lo que se puede concluir que estamos más ante un ejercicio de propaganda que de otra cosa. Además, en el caso de Salud se adopta un enfoque claramente mercantilista: se habla de atraer pacientes a Navarra (como clientes) y se asumen la sanidad y la atención a la dependencia como una “oportunidad de negocio”. Además, cualquier referencia a la brecha salarial de género se hace en términos genéricos y sin propuestas concretas.

  1. La falta de ambición política para avanzar en la línea del cambio social se constata en el apartado referente a la fiscalidad, que es sumamente plano. Al no plantear ninguna medida de calado se da por bueno el sistema fiscal actual, en el que Navarra está a la cola europea en recaudación en términos del PIB, como consecuencia del fraude fiscal existente en las rentas no salariales y de una normativa fiscal según la cual las rentas altas, las empresas y el capital pagan impuestos notablemente más bajos que hace 30 años. Y en este texto se aboga por “armonizar” el Impuesto de Sociedades, eufemismo que suele utilizarse para rebajarlo aún más. Del anterior acuerdo programático se ha caído cualquier referencia a la auditoría de la deuda.
  1. Lo mismo se puede decir de la ausencia de referencias a la necesidad de confrontar con los criterios de estabilidad presupuestaria (en especial con la regla de gasto). Seguir aceptando que los límites presupuestarios se establezcan en Madrid y con criterios restrictivos supone en la práctica renunciar a una política presupuestaria propia, dejando en entredicho el Convenio Económico.
  1. Tampoco permite avanzar en el desmantelamiento de las estructuras del régimen clientelar que ha existido durante muchos años (aspecto en el que en los cuatro últimos años se ha hecho un camino importante, aunque no suficiente, y que tiene riesgo de una marcha atrás). Además, el texto hace una apuesta clara por el Diálogo Social (aunque con el desacuerdo expreso de Podemos), sinónimo en Navarra de trasvase de fondos públicos a la patronal, UGT y CCOO (algo que ya ha ocurrido en las últimas semanas con los llamados delegados de prevención).
  1. Por otro lado, la denominación del acuerdo con los términos de 'convivencia' y 'progreso' a la vez que se excluye de partida a EH Bildu supone no solo una contradicción, sino también un ejercicio de involución democrática inaceptable. Un principio, el de la exclusión, que el PSN comparte precisamente con Navarra Suma, la coalición con la que supuestamente busca ahora un nuevo antagonismo político.

Así, resulta cuando menos sorprendente y decepcionante la facilidad con la que los antiguos socios del cuatripartito de EH Bildu han aceptado el marco de negociación impuesto por el PSN para la  exclusión de una fuerza con la que todavía comparten fórmula de gobierno.

Por tanto, para ELA el Preacuerdo de Programa no cumple los mínimos de un documento que sirva para avanzar en el cambio social que requiere Navarra y por ello se reafirma en las propuestas realizadas antes de las elecciones al Parlamento de Navarra, y muestra su compromiso a defenderlas, para lo que es imprescindible la movilización social.