cambio climático
Las emisiones de CO2 en Navarra han aumentado un 12% desde 1990, frente a la reducción del 28% de la UE
ELA hace una pésima valoración de la COP28 celebrada estos días en Dubai, donde finalmente no se ha acordado el fin de los combustibles fósiles. Dicho resultado era previsible, teniendo en cuenta que el liderazgo de esa negociación recaía en el dueño de una importante empresa petrolera.
ELA, por su parte, ha realizado un informe en el que se analiza la evolución de las emisiones en el conjunto de Hego Euskal Herria para conocer la situación que tenemos aquí.
Los datos de Navarra son especialmente alarmantes, ya que desde 1990, las emisiones han aumentado un 12%, principalmente por el funcionamiento de la central de ciclo combinado de Castejón (utiliza gas natural, un combustible fósil, para producir electricidad). Además, si en lugar de las emisiones totales se tiene en cuenta el dato de las emisiones directas que se generan en nuestro territorio, es decir, sin omitir las emisiones que se generan con la electricidad producida y exportada en la central de Castejón, las emisiones han aumentado un 75% en Navarra. Lo que todavía deja más en evidencia la falta de políticas efectivas.
Los datos, en general, son preocupantes. En Hego Euskal herria las emisiones totales se han reducido un 10%, frente al descenso del 28% registrado en el conjunto de la Unión Europea. En ambos casos, sin embargo, el objetivo de reducir el 55% para el 2030 (fijado en el Acuerdo de París) está cada vez más lejos, lo que obliga a tomar medidas urgentes.
En cualquier caso, las pequeñas reducciones que se han registrado en los últimos 30 años se deben a factores como la crisis económica de 2008 o a la pandemia, pero no al efecto de las políticas publicas de reducción, que continuan primando el negocio de las grandes empresas de los sectores del transporte, la energía y la construcción, principalmente.
(un 3% en la CAPV y un 75% en Navarra).
La propuesta de ELA para hacer frente al cambio climático se basa en una transición ecosocial que ponga en el centro la vida de las personas y el planeta, y no los negocios de unos pocos. Las medidas para avanzar en esta transición se deben basar en la relocalización de la economía, en la reducción del consumo energético y de materiales, en una transición energética basada en energía renovable y la reconversión industrial hacia actividades sostenibles.