Amplio seguimiento de la huelga en el sector de residencias privadas y viviendas comunitarias de Araba

26/10/2022
La huelga ha tenido especial repercusión en las residencias privadas, teniendo en cuenta los servicios mínimos (hasta el 70%) del sector.

Hoy, 26 de octubre, las trabajadoras de residencias privadas y viviendas comunitarias de Araba han vuelto a salir a la calle para reclamar un convenio que les asegure unas condiciones laborales dignas. ELA, el sindicato más representativo en el sector, junto con LAB, ha convocado esta jornada de huelga ante la pasividad de las instituciones y la poca voluntad de las empresas para negociar. La patronal se comprometió en julio a intentar desbloquear la mesa negociadora mediante una reunión en el PRECO que a día de hoy seguimos esperando.

Ante estas posiciones de inacción de las administraciones y las empresas, las trabajadoras han salido hoy a la calle, y saldrán mañana día 27 también, para denunciar esta situación de bloqueo y para dar continuidad a las anteriores jornadas y dinámicas de huelga realizadas este año, y seguiremos con estas dinámicas hasta dignificar de una vez la gran labor que hacen las trabajadoras del sector laboral más precario. Además, hoy en Gasteiz las trabajadoras han llevado a cabo una manifestación desde la Plaza Nueva hasta, pasando por diferentes residencias y viviendas comunitarias de la ciudad, la Diputación Foral, donde se ha hecho una concentración.

Teniendo en cuenta los servicios mínimos en este sector de los cuidados, 70% en gerocultores o auxiliares de enfermería, DUE personal sanitario 50% y técnicos 50%, ELA valora muy positivamente este cuarto día de huelga en el sector, ya que aún y con todos los impedimentos, muchas compañeras han salido a la calle para reivindicar una calidad de vida digna.

A día de hoy, la patronal ofrece a estas trabajadoras un salario irrisorio de 1.200 euros para el 2026 y que sigan trabajando la barbaridad de 1742 horas anuales; de los ratios mejor ni hablamos. La postura intransigente de la patronal, y la no voluntad de mejorar las condiciones precarias de este sector feminizado y racializado, dejan en evidencia que la patronal está muy cómoda en su postura.

Recordamos que este sector, al igual que el servicio de ayuda a domicilio o la intervención social, es un sector de cuidados casi privatizado en su totalidad, por lo que deberían, como mínimo, tener las mismas condiciones y derechos que las trabajadoras de residencias públicas.