ELA Metala ante el conflicto de Babcock Borsig
Ante el agravamiento paulatino que está sufriendo la situación de Babcock Borsig y las dificultades para su continuidad, La federación del Metal de ELA, quiere expresar lo siguiente:
La situación que padece la empresa Babcock Borsig es consecuencia de la decisión de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), el Gobierno español, en definitiva, de desprenderse de esta empresa, propiciando así su cierre definitivo.
Nos tememos que en el acuerdo entre SEPI y ATB-AEE se hayan fijado los compromisos y las contrapartidas para materializar dicho cierre.
De esta forma, ATB-AEE liberaría al Gobierno Español y SEPI de la presión social y política que conlleva la clausura de esta empresa y la desaparición de 425 empleos, directos en Babcock Borsig España, a los que se unirían otros tantos de las filiales y la actividad industrial inducida que impulsa en la comarca.
Por su parte, el grupo austriaco AEE recibiría importantes ayudas económicas, próximas a los 165 millones de euros, hasta el año 2006 fecha en la que los compromisos de SEPI finalizan del todo. A estas ayudas, se añadiría el valor de los activos, instalaciones y terrenos incluidos, que quedarían en propiedad de AEE, al cierre de la actividad, cuyo valor supera los 100 millones de euros.
El trabajo de AEE mientras tanto, sería mantener una cierta expectativa de futuro que frenase las protestas de la plantilla y que permitiese llegar hasta octubre del 2006, donde SEPI quedaría desvinculada plenamente.
Ante esta situación, la federación del Metal de ELA, igual que ha venido manifestando una parte importante de los trabajadores y trabajadoras de Babcock, reclama, como solución de futuro:
- La ruptura del acuerdo entre SEPI y ATB y el rescate de la propiedad por la Sociedad estatal, por los reiterados incumplimientos de los compromisos formales, falta de carga de trabajo en forma de contratos y pedidos, no trasferencia de tecnología y no aportación financiera en forma de avales que permitan la realización de los contratos que se pudiesen tener. Esta ruptura supondría la salida inmediata del grupo ATB-AEE de la empresa.
- La constitución de una nueva sociedad en la que el 51 % de las acciones estuviesen bajo control público Gobierno español y Gobierno Vasco- y el 49 % restante en manos de inversores industriales solventes. De esta forma se garantizaría el buen fin de los recursos públicos que se están dedicando y se evitarían operaciones de especulación con los bienes y terrenos de la empresa.
- El compromiso del Gobierno español con una solución de futuro, asumiendo las responsabilidades de sus decisiones de venta de la empresa y corrigiendo las nefastas consecuencias de la misma.
- Una apuesta real del Gobierno Vasco en la continuidad de la actividad industrial, que vaya más allá de las declaraciones públicas y se materialice en el establecimiento de contactos y negociaciones necesarias para que se concrete una solución de este tipo.
Por otra parte, ante la situación de conflicto que se vive en las últimas semanas, ELA metal quiere dejar clara su posición.
La huelga iniciada por los trabajadores tiene su origen último en el despido de un trabajador sin ninguna razón. Sin embargo esto no es más que el detonante de una situación de hartazgo con los gestores de la empresa. Por eso, lo que los trabajadores y trabajadoras reclaman es, además de la readmisión, la salida definitiva de ATB del accionariado de la empresa.
Es evidente que la presencia de estos gestores es una continua provocación puesto que es, cada ves más claro que su objetivo es el cierre de la empresa y no su relanzamiento, como ya queda dicho.
El cierre patronal que ha anunciado la Dirección, es una medida contemplada en la ley que regula el derecho de huelga y que no supone más que la decisión de que toda la plantilla pase a situación de huelga. Es, por otro lado, una figura que queda automáticamente sin efecto en el momento en que los trabajadores decidan que finalice la huelga.
Por eso, creemos que no se debe despistar al personal sobre las consecuencias de la medida, desviando así el debate sobre el problema de fondo que realmente existe.
Por último, queremos denunciar la hipocresía de la Dirección en sus últimas declaraciones públicas, en las que sigue hablando de transferir tecnología y captar carga de trabajo, culpando a la huelga de la imposibilidad de materializarlo. Después de un año que está en la empresa, ya no es creíble ninguna de estas afirmaciones que hace el grupo austriaco. Forma parte del intento de mantener la calma para proceder a un cierre paulatino por inactividad.