ELA presenta su documento para el Aberri Eguna
ELA ha presentado hoy a la mañana en Bilbo el documento que ha realizado de cara al Aberri Eguna del 2006. En la presentación han estado presentes los miembros del comité ejecutivo de ELA Eustakio Uranga, Amaia Muñoa, José Elorrieta y German Kortabarria. Este es el documento que han presentado.
Declaración del Comité Nacional de ELA
Ante el Aberri Eguna 2006
El Aberri Eguna es, cada año, ocasión de tomar el pulso al proceso nacional, señalar los retos que las nuevas coyunturas presentan y renovar el compromiso, individual y colectivo, con la plena libertad de nuestro pueblo y la construcción nacional.
El alto el fuego permanente declarado por ETA constituye el hito más significado de la situación política actual. ELA ha aplaudido esa decisión que, como otros muchos agentes, demandaba desde hace tiempo, y la ha considerado una valiosa aportación al proceso nacional.
Años de actividad armada y de políticas represivas indiscriminadas, que aún persisten, han generado situaciones de deterioro en materia de convivencia, valores y derechos, cuya solución es urgente. Por ello, ELA exige que a la decisión de ETA le sigan cuantas iniciativas sean necesarias (por parte de gobiernos, instituciones, poderes, partidos,...) para culminar con éxito el proceso de desmilitarización, para garantizar el respeto de todos los derechos humanos, entre ellos los de las personas presas, la reparación de las víctimas, el fin del apartheid político, etc. Al tiempo, ELA manifiesta su disposición de seguir apoyando el proceso de paz. En particular, ELA reitera su compromiso con la resolución de la situación de las personas presas y exiliadas, un problema que sólo podrá considerarse definitivamente resuelto cuando todas ellas puedan volver a sus casas.
Desde una perspectiva política, hemos señalado en muchas ocasiones que el cese de la actividad armada podría ayudar a sentar nuevas bases para un proceso soberanista. Por ello, creemos que el escenario propiciado por el alto el fuego permite dar pasos en su concreción. Junto a ello, no podemos olvidar que en estos años dos convicciones que juegan a favor de una apuesta soberanista han ganado terreno en la sociedad vasca. Por un lado, la que se refiere al diagnóstico de que los marcos políticos vigentes están agotados. Por otro, la certeza de que el derecho de autodeterminación es el instrumento fundamental para la resolución del conflicto político.
Hoy el debate político parece estar centrado en la constitución de la mesa, o mesas, de diálogo para la resolución del conflicto político. ELA sostiene que el diálogo y el acuerdo políticos entre fuerzas con visiones nacionales distintas son necesarios para avanzar en la normalización. Considera, sin embargo, que en la actual correlación de fuerzas el debate sobre la soberanía difícilmente puede dilucidarse satisfactoriamente en ese ámbito.
En efecto, el pacto patrocinado por PP y PSOE, que sostiene que la soberanía reside en el pueblo español, sigue plenamente vigente. La negativa, probablemente táctica, de Rodríguez Zapatero, a la constitución de esa mesa no debe hacernos perder de vista el dato fundamental: su negativa estratégica, compartida con el PP, al reconocimiento del derecho de autodeterminación. Se trata de una posición estructural, irreductible, que el cepillado que las Cortes españolas han aplicado al Estatut de Catalunya, ha confirmado, por si hubiera alguna duda.
Por ello ELA cree que el debate estratégico debe situarse en la consulta, que es un acto de autodeterminación. Esa consulta debe ser la referencia del planteamiento soberanista en la fase que se abre. No se trata, evidentemente, de una consulta de ratificación del acuerdo otorgado por el estado, sino del ejercicio del derecho a decidir de las ciudadanas y ciudadanos de Euskal Herria, en quienes se deposita "la última palabra respecto de la conformación de su futuro" (Declaración de Lizarra-Garazi).
Es necesario referirse a una cuestión que ELA considera pendiente: el compromiso de convocatoria por el parlamento de Gasteiz de una consulta sobre el nuevo estatuto político, si este fuera rechazado por las cortes españolas, como efectivamente sucedió. ELA no cree que aquel compromiso se deba liquidar ni desnaturalizar. Cree, más bien, que se debiera buscar la ampliación de alianzas políticas y sociales para hacerlo efectivo en las mejores condiciones.
En cualquier caso, ELA piensa que la consulta debe ser punto de encuentro, y no arma arrojadiza, ni materia de enfrentamiento partidario. Esto exigirá que se abra un proceso de trabajo para prepararla, acordar su tiempo, contenidos, ámbitos, y procedimientos, pactar las líneas fundamentales del trabajo de socialización, establecer, en definitiva, una hoja de ruta consensuada. Asimismo, como en el caso de las dos grandes fuerzas políticas españolas que blindan el sistema constitucional en cualquier coyuntura, la legítima pugna por los espacios políticos no debería, en nuestra opinión, anteponerse a un acuerdo de mínimos, a una agenda compartida entre fuerzas soberanistas.
La dinámica política que se viene desarrollando en Iparralde en torno a las reivindicaciones planteadas por la plataforma Batera (Laborantza Ganbara, referéndum pro-departamento, oficialidad del euskara y universidad) constituye, creemos, un ejemplo de la atracción social de la fijación de unos mínimos comunes. Una tarea necesaria en el conjunto de Euskal Herria y de especial urgencia en Navarra, donde la falta de una estrategia común facilita la imposición de discurso y prácticas antidemocráticos y antivascos, de los que es fiel muestra el pronunciamiento promovido por UPN y CDN en la mesa y junta de portavoces el pasado 3 de abril.
Somos conscientes del lastre que supone abordar esta fase sin un acuerdo suficiente en el mundo sindical. ELA y LAB, en momentos bien difíciles, han mantenido una trayectoria en la que la coincidencia en objetivos y la voluntad de preservar el trabajo en común han prevalecido sobre los avatares y diferencias del día a día y la tensión competitiva que un sistema de pluralismo sindical implica. Hoy, lamentablemente, la situación es bien distinta.
Con ocasión del Aberri Eguna, ELA quiere expresar su convicción de que es primordial ampliar la unidad de acción que mantiene con ESK y STEE-EILAS. Para ELA es necesario recuperar la unidad de acción con LAB y dotarla de bases sólidas. ELA piensa que esta unidad de acción no sólo fortalece a cada una de las organizaciones, sino que dota a la mayoría sindical de una centralidad y una potencia muy superior a la suma de cada una de las partes. Por ello, ELA compromete su voluntad y su esfuerzo para acordar las líneas estratégicas de la unidad de acción para la nueva fase y reconstruir una praxis convergente que abarque la negociación colectiva, el modelo de sociedad y la lucha por la resolución democrática del conflicto vasco, en el horizonte de una Euskal Herria soberana. Esta praxis conformaría, más allá de sus diferencias ideológicas y culturas organizativas, una mayoría sindical capaz de desempeñar un papel propio y autónomo.
ELA entiende que la acción sindical "ordinaria", en la reivindicación laboral y social, es la aportación primera, específica y más genuina, del sindicalismo a la construcción nacional. Nada fortalece más el proceso soberanista que su identificación con una sociedad más justa. Esa dimensión social es más importante, aún, si tenemos en cuenta que el compromiso abertzale sigue requiriendo grandes dosis de militancia. Y sólo políticas integradoras, en clave de justicia social, serán capaces de suscitar ilusión y compromiso en las clases populares, en la gente que en definitiva ha de sostener el proceso de emancipación nacional. Por ello, para ELA es fundamental que el trabajo en común de las fuerzas soberanistas incorpore la referencia de un modelo social solidario.
En este sentido, ELA no puede dejar de advertir sobre el riesgo que para el proceso soberanista tiene la orientación neoliberal y autoritaria de las instituciones regidas por fuerzas abertzales: política fiscal y presupuestaria, rechazo de las iniciativas legislativas populares por un modelo de sociedad, beligerancia contra huelguistas con medidas como intervenciones policiales y servicios mínimos abusivos, privatización de servicios públicos...
Por todo ello, en esta jornada que debe ser reivindicativa, ELA quiere renovar su compromiso nacional y anima a los trabajadores y trabajadoras a sumarse a la construcción de una Euskal Herria soberana, justa, solidaria.
Gora Euskal Herriko langileria!
Gora Euskal Herria askatua!