Etcheverry: “Se ha prefigurado la vía estratégica mediante la que se puede construir la soberanía de Euskal Herria”

22/06/2018
Txetx Etcheverry, miembro de los Artesanos de la Paz/Bakegileak y responsable de la Fundación Manu Robles-Arangiz en Baiona, ha participado en el seminario sobre la economía social transformadora y la soberanía que ha organizado la Fundación Manu Robles-Arangiz en colaboración con UNED-Bergara en la Facultad de Letras de la UPV-EHU en Vitoria-Gasteiz.

Etcheverry se ha referido a las iniciativas surgidas en Iparralde y que se han basado en “un método de trabajo muy específico que  ha permitido transformar progresivamente la realidad, las conciencias y las perspectivas”. En este sentido, ha destacado el trabajo en torno a la Euskal Herriko Laborantza Ganbara (Cámara de Agricultura), la Comunidad de aglomeración País Vasco y, más recientemente, la movilización para el desarme de ETA en Baiona.

Etcheverry ha señalado que el método ha consistido en articular dos grandes componentes: Por una parte, las demandas dirigidas al Estado francés, formuladas en torno a objetivos susceptibles de reunir multitudes y que van en la dirección adecuada, aun cuando su nivel o contenido no correspondía exactamente a lo que demandaban los/as abertzales; y, por otra, la construcción de iniciativas, estructuras, proyectos que permitieran empezar a llevar a la práctica el contenido de estas demandas, sin esperar que el Estado les diera una respuesta positiva.

Ha recordado la movilización en favor del desarme de ETA entre diciembre de 2016 y abril de 2017. En su opinión, “la gente empezó a realizar concretamente en Louhossoa lo que era algo razonable y útil, lo que la mayoría de la sociedad exigía a los dos estados”. En ese contexto, “frente a esta movilización y la determinación de los actores, dispuestos a continuar llevando a cabo en la práctica lo que se exigía a los Estados, la actitud de París cambió; las líneas se movieron, y se creó una situación nueva, que permitía no solo el desarme total de ETA, sino también una evolución más global y positiva de una situación que parecía hasta ese momento seriamente bloqueada”. 

Para Etcheverry se ha prefigurado así la vía estratégica mediante la que se puede construir la soberanía de Euskal Herria: “Hoy somos muchos/as quienes dirigimos reivindicaciones razonables y útiles a los dos estados y no estamos dispuestos/as a soportar su rechazo sistemático, quienes sufrimos su incapacidad de escuchar estas demandas, o simplemente de entenderlas”. En este sentido, ha detallado las necesidades de protección social, de lucha contra la precariedad y la exclusión, de reducción de la desigualdad; necesidad urgente de instaurar modos de producción, consumo, transporte y ordenación del territorio que permitan vivir mejor reduciendo al mismo tiempo nuestro impacto ecológico, preservando la biodiversidad o la salud de las personas, y dejando de alterar el clima; el deseo de normalizar el uso del euskara y la solidaridad y la acogida, sobre todo hacia las personas que se ven obligadas a huir de sus territorios de origen, entre otros.

Para Etcheverry, “vascos/as o no, abertzales y no abertzales, las personas que habitamos en Euskal Herria y queremos retomar el control sobre nuestra vida somos increíblemente numerosas y diversas. El sistema actual nos desposee cada vez más en todos los ámbitos: clima, tierra, agua, aire, vivienda, alimentación, energía, historia, cultura, socialización... El proyecto consiste en basarse en el potencial y la capacidad de atracción y de movilización de un territorio y de una Comunidad de proyecto que se llama Euskal Herria, para volver a tener el control sobre nuestras condiciones de vida. Es la respuesta que mejor se adapta y tiene más potencial ante los grandes desafíos de nuestro tiempo. Esta visión de la soberanía puede atraer el número de gente y la determinación suficientes para ganar la batalla, por el bien de todos y todas”.