ABERRI EGUNA

Libertad para los Artesanos de la Paz, hacia una nación libre

22/03/2024
Como cada año el Comité Nacional de ELA aprovecha la jornada del Aberri Eguna para hacer una lectura de la coyuntura política y señalar los que entiende que son nuestros principales retos como nación en el presente.

A continuación, la declaración completa (también puedes leerla aquí):

Juicio de Luhuso y Proceso Bagira

 En estas fechas, dos procesos políticos en Iparralde adquieren especial relevancia para ELA. En primer lugar, destaca el proceso Bagira, mediante el cual diversos sectores han trabajado durante un año y medio para definir una hoja de ruta con reivindicaciones compartidas para los próximos años. Este trabajo, en el que miles de militantes han participado en su elaboración, se dará a conocer el mismo día del Aberri Eguna, marcando un hito significativo en la historia del abertzalismo.


En segundo lugar, está el hecho de que solo unos días después, el 2 y 3 de abril, Béatrice Molle-Haran y Txetx Etcheverry (este último miembro del Comité Nacional de ELA hasta hace unos meses) enfrentarán un juicio en París. El motivo del juicio es su determinación para llevar a cabo el desarme de ETA en Luhuso, en diciembre de 2016. Este desarme se logró con la participación de cientos de militantes y el respaldo de miles de personas, electos y organizaciones de Euskal Herria, meses después de los esfuerzos de Molle-Haran y Etcheverry.


Para ELA, este proceso judicial representa un verdadero juicio político. Los acusados, junto con los ya fallecidos Mixel Berhokoirigoin, Michel Tubiana y Michel Bergouignan, fueron reconocidos activistas no violentos de Iparralde. Su acción consistió en llevar a cabo lo que debía ser estrictamente competencia de los estados: desarmar de manera ordenada y segura a una organización que años antes había decidido abandonar y entregar las armas. Frente al riesgo de que el juicio se utilice para encubrir la irresponsabilidad de esos estados y limitar la acción de la sociedad civil, es urgente convertirlo en un momento político fuerte para exigir la absolución de los acusados y denunciar la agenda represiva de los estados.

Ser abertzale sigue suponiendo ser militante

En la coyuntura actual, los hitos representados por el proceso Bagira y el juicio de París trascienden el tiempo presente y el territorio de Iparralde, alcanzando a todo el universo abertzale. Por un lado, señalan la determinación de un pueblo de perdurar en el tiempo, y por otro, la voluntad de hacerlo basándose en valores fundamentales como la militancia, el compromiso de la sociedad civil y la no violencia.


Para ELA, celebrar el Aberri Eguna significa, ante todo, reconocer la contribución militante de miles de personas en la construcción diaria de nuestra nación. Este compromiso se manifiesta tanto en la defensa de los pilares histórico-culturales del abertzalismo (euskara, identidad nacional, cultura, territorio, soberanía, democracia, entre otros) como otras muchas luchas como el ecosocialismo, el feminismo, el antirracismo, la lucha por la justicia social o la defensa de los derechos de los pueblos. Después de más de cien años de historia política, ser abertzale, en todos los niveles, supone ser militante.

Necesitamos ganar espacios de soberanía

Aunque las especificidades varíen según el ámbito administrativo, es imperativo que Euskal Herria en su totalidad dé pasos concretos en el ámbito institucional para alcanzar un marco jurídico y político de mayor soberanía. Necesitamos contar con competencias materiales para nuestro desarrollo como país, asegurar jurídicamente nuestra posición frente a los estados y obtener reconocimiento de nuestra realidad nacional.


En Iparralde, el movimiento abertzale mira más allá del nivel de reconocimiento institucional alcanzado en 2017, buscando nuevos horizontes en términos de competencias y gobernanza. En Hegoalde, llevamos 40 años sin actualizar los marcos establecidos por el Amejoramiento y el Estatuto de Gernika. Al mismo tiempo que una parte importante del espacio abertzale pone en valor la bilateralidad la realidad es que el autogobierno se ve socavado por políticas centralizadoras, las transferencias no se han completado (como ejemplifica la reciente cuestión de la competencia de tráfico de Nafarroa) y el reconocimiento de nuestra condición nacional no avanza.


En lo que se refiere a la agenda sindical, se cumplen treinta años de la importante movilización en la que el sindicalismo abertzale exigió un marco propio de relaciones laborales y protección social. Una lectura honesta de lo transcurrido lleva a concluir que no solo no hemos avanzado, sino que incluso hemos retrocedido en la capacidad competencial para decidir sobre nuestras condiciones de trabajo y protección social. Todo esto se manifiesta en el incumplimiento del Estatuto y el Amejoramiento en estas cuestiones, la imposición de reformas de pensiones y laborales incluida la prioridad de convenios estatales, la usurpación de la negociación colectiva en el sector público y, por último, la desvirtuación por parte de la patronal y los gobiernos de Gasteiz e Iruña, de los órganos de participación social. La realidad es que, a día de hoy, la expresión que mayor forma da un espacio propio de relaciones laborales es la intervención sindical y las huelgas.


Es preciso situar la cuestión del autogobierno en el centro del debate social y político. En este contexto, ELA exigirá, entre otras cuestiones, un amplio marco competencial en materia sociolaboral, el reconocimiento efectivo del euskera en condiciones de auténtica oficialidad, la capacidad de articulación institucional con todos los territorios de Euskal Herria y el derecho a decidir. Creemos que este derecho es, de facto, el único instrumento capaz de brindar seguridad jurídica a nuestro marco político. Estas reivindicaciones, junto con otras, reflejan las aspiraciones mayoritarias de la sociedad vasca y suponen pasos intermedios coherentes hacia la consecución de una república soberana. Las competencias deben ser utilizadas para formular políticas sociales y abordar las injusticias. Y nos preocupa observar que ciertos grupos políticos autodenominados soberanistas utilizan la defensa del autogobierno como pretexto para permitir que las élites continúen enriqueciéndose, como recientemente ocurrió con la aprobación de la Ley de Vivienda por parte del gobierno del Estado.

En la CAPV, tras la disolución reciente del parlamento, es crucial que las dos principales fuerzas abertzales, que además suman una amplia mayoría parlamentaria, se comprometan con una revisión del marco jurídico-político, una cuestión que se ha prometido durante décadas pero que se pospone de una legislatura a otra.

Euskara

ELA quiere destacar de la actual coyuntura los ataques que el euskara está recibiendo en los tribunales y destaca cómo esto, fuera de dicho ámbito, genera una narrativa engañosa que sugiere que las personas discriminadas son aquellas que hablan castellano. Hablamos de muchos pleitos que pretenden por ejemplo revisar a la baja de los requisitos lingüísticos para acceder a la función pública. Es relevante recordar que son organizaciones como CCOO y UGT las que impugnan estos requisitos, argumentando discriminación y, de esta manera, obstaculizan la normalización del euskara. Además, nos preocupa el papel que los medios de comunicación españolistas hegemónicos en Hegoalde juegan en esta agenda: atacan al euskara con vehemencia, mientras que no han sido capaces de reconocer ninguna los derechos de la población vascohablante, ni de las personas que quieren serlo, a lo largo de décadas. Para ELA, es el momento de liberarse de complejos al reivindicar el euskera como lengua nacional.


Es esencial asimismo hacer patente la situación real del idioma, cuya supervivencia está lejos de estar garantizada, especialmente en Nafarroa e Iparralde, y posicionar la lucha por los derechos lingüísticos como una cuestión de justicia social.
Aunque el euskara cuenta con una fuerte adhesión por parte de sus hablantes, enfrenta una debilidad institucional significativa. Por tanto, es crucial realizar una pedagogía sobre la opresión cultural que experimentamos y politizar, aunque a algunos abertzales y euskalzales no les agrade, la cuestión del idioma. Difícilmente lograremos avanzar sin políticas más audaces y sin establecer límites claros, también en términos de alianzas, en la defensa de ciertos derechos. Sin duda, será necesario un fuerte compromiso y movilización social para llevar a las instituciones a lugares a los que actualmente se resisten a ir.

Fortalecer la lucha sindical

La tarea fundamental de ELA y su principal razón de ser es organizar la lucha de la clase trabajadora vasca para satisfacer sus aspiraciones nacionales y de clase. Y a pesar de los datos macroeconómicos aparentemente positivos, como el PIB o la tasa de paro, estamos viendo un aumento de las desigualdades y un proceso continuo de precarización y empobrecimiento. No es extraño que la conflictividad laboral haya vuelto a crecer después del período de la pandemia, llegando a niveles similares a los de 2019.
ELA continuará trabajando para fortalecer el marco vasco de relaciones laborales y protección social, priorizando la creación de un marco propio y diferenciado al alza en términos de negociación colectiva. Los datos respaldan esta afirmación: negociamos más convenios, y los convenios que ELA firma son notablemente mejores en términos de contenidos que los firmados por otras organizaciones. Este esfuerzo representa una contribución única al proceso de construcción nacional, demostrando un compromiso con las necesidades materiales que, creemos, otorga credibilidad al soberanismo dentro de una clase trabajadora diversa desde el punto de vista político y cultural.


En este sentido, seguiremos colaborando con otras organizaciones en las luchas sociales presentes en nuestro país, como la reivindicación de un sistema de cuidados público, gratuito y universal (tal y como hemos hecho en la pasada huelga general convocada por el movimiento feminista), las pensiones o la vivienda.

Construcción de alternativas

Junto a la lucha institucional y social, queremos resaltar la importancia de construir alternativas para el proceso nacional. En esta ocasión, destacamos especialmente las alternativas y las personas trabajadoras del sector agrícola comprometidos con un modelo de soberanía alimentaria, que respeta el medio ambiente y a la sociedad en general. Muchas de ellas se están movilizando no solo en nuestro país, sino también en varios países de Europa, para poner en la agenda política las enormes dificultades que enfrentan. Es por ello crucial denunciar los acuerdos de libre comercio y defender precios justos, entre otras muchas cuestiones.

Junto a ello, en Euskal Herria hay numerosas alternativas en marcha por un cambio de modelo productivo y social en áreas como la energía, las finanzas, el intercambio de bienes y servicios, las telecomunicaciones, el software libre, la comunicación, el reciclaje y la reparación, así como la creación artística, junto con cooperativas y organizaciones de la economía social transformadora. Estas alternativas mejoran las condiciones materiales y de vida, empoderan a la ciudadanía y recupera para la sociedad áreas de la economía que el capital tenía parasitadas, ampliando la soberanía de las clases populares. En algunos casos, estos proyectos tienen el potencial de unir iniciativas y luchas confederando materialmente todo el territorio nacional.


Movilizaciones

ELA llama a su afiliación y militancia a participar en las actividades y actos políticos del Aberri Eguna que se celebrarán en toda Euskal Herria. En particular, destacamos la celebración en Ustaritze, donde se dará por concluido el proceso Bagira con la presentación de una hoja de ruta para el movimiento abertzale de Iparralde.
Además, ELA insta a participar en las concentraciones a realizar en las capitales de Euskal Herria para exigir la absolución en el tribunal de París que juzgará a nuestro compañero Txetx Etcheverry y a Béatrice Molle-Haran.