Brecha salarial: retrato desenfocado de la igualdad
Además, son las mujeres las que indiscutiblemente son penalizadas por no trabajar a jornada completa y acogerse en una abrumadora mayoría a las medidas de conciliación de la vida laboral y personal. Salidas privadas e individuales ante una falta de infraestructura pública e integral de cuidados en general.
Los trabajos realizados por las mujeres valen menos, aquí y en el resto del mundo. En concreto, en la CAPV la brecha salarial se eleva a un 24% y en Navarra hablamos de 8.153 euros menos al año en comparación con los hombres.
Limpiar despachos, locales u oficinas vale menos que limpiar carreteras o calles. Que se lo pregunten a las trabajadoras de los servicios de limpieza de comisarías y edificios judiciales de Gipuzkoa, que llevan más de 150 días de huelga exigiendo la eliminación de la brecha salarial en su sector: en el caso de las trabajadoras de la limpieza de comisarías la brecha salarial respecto a los operarios de limpieza viaria es del 13%, y del 7% en el caso de las limpiadoras de edificios judiciales.
Se trata de mujeres que trabajan en un sector precarizado como la limpieza, subcontratado por la administración pública, el Gobierno vasco en este caso, el cual se desentiende de su responsabilidad en un conflicto y en un servicio que no debería ser privatizado ni externalizado, no al menos de esta manera. Es más, la empresa adjudicataria de este servicio, Garbialdi, acaba de dar a conocer que ha firmado la prórroga del servicio hasta el 2020 con el Gobierno vasco en las mismas condiciones que en la actualidad. La foto es clara, por tanto.
Si quisieran, las administraciones y los poderes públicos podrían cambiar de verdad las condiciones de vida de miles de mujeres, en especial las de las mujeres que trabajan en sectores precarios feminizados. Pero no lo hacen.
¿De verdad las administraciones públicas apuestan por una igualdad real y efectiva entre mujeres y hombres?; ¿de verdad quieren incidir en un mejor reparto de la riqueza y los recursos para toda la población?; ¿de verdad se adhieren a las reivindicaciones que el movimiento feminista lanzará en las casas y en las calles este 8 de marzo en la huelga feminista?
Sabemos de antemano que el baile de las responsabilidades entre instituciones es recurrente, sobre todo cuando hay que enfrentar a los poderes fácticos, sobre todo al poder del capital. Nadie dijo que la resolución de conflictos estructurales fuera fácil.., ¿pero ni siquiera intentarlo?. De esta manera, las políticas públicas corren en peligro de convertirse en una mera galería de declaraciones de buenas intenciones, medias tintas y atajos a medio-corto plazo.
Esta lucha puede crear un precedente en el sector, y las patronales y las administraciones lo saben. Al igual que sucedió en la huelga de las residencias de Bizkaia y ahora en las de Gipuzkoa, la lucha fue ardua y a ratos no se veía el fin. Pero tarde o temprano la victoria llegará, y no solo la victoria laboral sino el triunfo en los procesos vitales de transformación individual y colectiva de las protagonistas de estas luchas sindicales feministas.
Ha llegado el día en el que la eliminación de la brecha salarial en el sector de las limpiezas deje de ser una utopía. Si las administraciones públicas también quieren hacer historia y tener un impacto real en las condiciones materiales y de vida de muchas mujeres, tienen entre sus manos un ejemplo idóneo para hacerlo y no ser un obstáculo ni impedir esta huelga feminista. Si no, la foto del 8 de marzo les va a quedar un tanto desenfocada.
¡Pongamos la vida de las mujeres* en el centro!
GORA BORROKA SINDIKAL FEMINISTA!