Cuando Mercedes amenaza, Urkullu obedece

28/06/2022
Zuriñe Herreros - ELA-Industria eta Eraikuntza. Gasteiz
Las negociaciones del convenio de Mercedes tienen elementos que se repiten constantemente. Desgraciadamente, quienes conocemos esta realidad somos capaces de anticipar cómo van a actuar la dirección, las instituciones y algunos sindicatos siempre cercanos a los planteamientos empresariales.

Resumiendo: Mercedes acumula año tras año millones de beneficios. Cuando se termina la vigencia del convenio, sindicatos como ELA queremos negociar tomando en cuenta la excelente situación de la empresa y buscando el reparto de la riqueza que los y las trabajadoras generan. Hay mucha carga de trabajo, que proporciona enormes beneficios.

La empresa, en cambio, busca desviar el foco de su excelente situación. A veces, anuncia la posibilidad de un nuevo modelo o futuras nuevas inversiones (que iba a realizar en cualquier caso), pero siempre bajo sus condiciones; si no, amenaza con que el futuro de la planta está en peligro. El ciclo se repite, y ahí está la hemeroteca para conocer el contexto de las últimas negociaciones.

Después de este planteamiento de la multinacional, invariablemente, los diferentes gobiernos defienden los planteamientos de Mercedes. El alcalde de Gasteiz, el diputado general de Araba, la consejera Tapia y el lehendakari Urkullu han rivalizado en declaraciones para exigir a la plantilla que acepte lo que ha planteado la empresa. Cualquier empresa del mundo soñaría con un apoyo tan entusiasta e incondicional por parte de los gobernantes de un país; a la hora de apoyar a los y las accionistas de una multinacional, los gobernantes vascos son vanguardia mundial. Frases como "menos hablar y más acordar" son dignas, sin embargo, de quienes gobernaron nuestra tierra hace décadas.

Mercedes ha planteado una inversión de 1.200 millones de euros, con el objetivo de doblar la capacidad de producción. No sabemos si esa cantidad la va a aportar íntegramente la empresa, o como ocurre en otras muchas inversiones, será financiada por fondos europeos. Es decir, con dinero público. Mercedes, con esta inversión, quiere seguir disponiendo de una planta, la de Gasteiz, como referente -dentro de la multinacional- a la hora de generar beneficios.

Nos preguntamos: ¿Qué razón justifica que los y las trabajadoras tengan que acordar un convenio mediocre en esta coyuntura? Para los antes mencionados responsables políticos, cuando hay poca carga de trabajo y pocos beneficios hay que hacer esfuerzos. Lo curioso es que cuando las empresas ganan mucho y pueden realizar grandes inversiones, también hay que empeorar las condiciones de trabajo. Nos parece una falta de respeto inmensa hacia quienes trabajan en Mercedes.

En el inicio de la pandemia, cuando se acumulaba las personas contagiadas, la plantilla de Mercedes, en un ejercicio de empoderamiento y dignidad se negó a poner en riesgo su vida y paró la producción. Desde ese ejemplo, en ELA consideramos que ya es hora también de conseguir un convenio en base a la riqueza generada por el esfuerzo de los y las trabajadoras. Es la única manera de que no se vuelva a repetir la historia de los convenios de Mercedes, acordados siempre en función del interés de la multinacional.