ELA y el Gobierno de Urkullu

01/04/2016
Hace pocos días el Lehendakari nos acusaba de “vivir fuera de la realidad”. No es la primera vez. Semanas antes, refiriéndose a Cataluña, decía que le “alarma” que movimientos sociales “condicionen” la política de los gobiernos. Creemos necesario contextualizar esas opiniones en la política del Gobierno que, como es lógico, condiciona sus relaciones con ELA. En nuestra opinión, las pautas principales de la política de este Gobierno han sido estas:

Aplicar políticas neoliberales de ajustes y recortes. Políticas de estricta disciplina presupuestaria (deuda, déficit y aplicación de reformas estructurales). Además, el PNV, se ha negado en las Diputaciones a establecer una fiscalidad más justa, a pesar del inmenso margen que existe respecto de la presión fiscal media europea (6.000 millones de € al año, más que el presupuesto destinado a sanidad y educación). Sufrimos una fiscalidad pensada para que las rentas altas, empresariales y de capital no paguen impuestos. Esa política trae consigo unos presupuestos con recortes de todo tipo. No hay que olvidar que, para aplicar esa política, el Gobierno se ha apoyado en el PP y el PSE-EE.

Apoyar a Confebask y a las grandes empresas. El Gobierno aparece como representante de intereses patronales. Los problemas puntuales que hayan podido aparecer no han alterado su posición pro-empresarial. Problemas como el no rotundo de Confebask al intento del Lehendakari de un Acuerdo Interprofesional para la negociación colectiva, o la solicitud de Confebask al Gobierno español para instar la ilegalización de ELA y LAB como sindicatos... La última vez que el Gobierno salió en defensa de Confebask lo hizo para afirmar que “solo” el Gobierno y dicha patronal “viven en la realidad”. El Gobierno apoya a patronales que ni quieren ni pueden acreditar su representatividad; les apoya y las financia con dinero público. Gobierno y Confebask comparten modelo de sociedad; una prueba mas de ello ha sido el rechazo en el Parlamento a la ILP presentada por ELA. El Gobierno decide que en sus ámbitos de responsabilidad aumente la precariedad. Confebask calificó de “disparate” la ILP.

Dar continuidad a Mesa de Diálogo Social con la minoría sindical. El Gobierno Vasco, Confebask y CCOO y UGT comparten el objetivo de dejar sin efecto a la representación sindical mayoritaria que elijen los y las trabajadores vascos. El Gobierno quiere neutralizar a las organizaciones que denunciamos sus políticas neoliberales y concluye que para sus objetivos de clase las reglas democráticas son un estorbo. ELA interpela al Gobierno sobre qué modelo de país defiende despreciando la representatividad mayoritaria de los sindicatos abertzales. Obviamente, el Gobierno sabe que la influencia de un sindicato no se mide por estar sentado en mesas vacías de contenido, algo que ha quedado acreditado con la suspensión de la participación de CCOO.

Abandonar cualquier referencia de confrontación democrática con el Estado. Precisamente, en un contexto de clara involución por parte del Estado. El Gobierno carece de perfil reivindicativo y condiciona el avance del autogobierno al encuentro con las fuerzas estatales que protagonizan esa involución. Los aliados del Gobierno son coherentes con esa opción: Confebask, CCOO y UGT son organizaciones refractarias al derecho de nuestro pueblo a decidir su futuro. Esta involución afecta particularmente al Marco Vasco de Relaciones Laborales y Protección Social. En la actualidad, Confebask a través de la CEOE y esos sindicatos, usan las dos últimas reformas laborales, para imponer una centralización de la negociación colectiva que empobrece a miles y miles de trabajadores y trabajadoras vascas. ELA ha concluido en su Documento del Aberri Eguna que sin derecho a la negociación colectiva, sin contar con instrumentos que permitan decidir en nuestro país un reparto más justo de la riqueza, no hay autogobierno.

Plantear una relación clientelar con ELA para neutralizar la crítica social. El Gobierno se ha negado a explorar acuerdos parciales con ELA mientras el sindicato sea crítico con la política general del Gobierno. El Gobierno quiere relaciones que desactiven la crítica a sus políticas. ELA nunca aceptará ese tipo de relaciones. ELA trabajó honestamente, tanto con el Gobierno como con el PNV, para ver si eran posibles acuerdos parciales en Formación, Empleo, Salud Laboral y en la ILP sobre clausulas sociales en la subcontratación. Ni siquiera nos hicieron llegar las propuestas por escrito a las que se habían comprometido.

Negativa a celebrar reuniones con ELA. El Comité Ejecutivo de ELA ha solicitado reuniones con diversos miembros del Gobierno en esta legislatura. Se han celebrado con Aburto y con su sustituto Ángel Toña. También, para hablar de las EPSV, con Ricardo Gatxagaetxeberria. ELA solicitó, además, una reunión con el Lehendakari para abordar la pretensión de Confebask de que ELA y LAB perdiéramos la condición de sindicatos. Sin contestación. Tampoco la hubo por parte de la Consejera Tapia a una reunión solicitada el 8 de Abril de 2014 para hablar de política industrial. Y tampoco ha tenido lugar la que solicitamos a Estefanía Beltrán de Heredia, Consejera de Seguridad, para hablar sobre la entrada en vigor de la nueva Ley de Seguridad Ciudadana.

Liderar un discurso para estigmatizar al movimiento sindical. El Gobierno defiende una sociedad en la que sólo tienen cabida “la administración, las empresas y las personas”. No hay sociedad organizada, ni sindicatos, ni intereses contrapuestos capital-trabajo. No hay conflicto social. El modelo del Gobierno es similar al que defiende Confebask para las empresas: no debe haber sindicatos, sólo trabajador-a individual. Esta opción del Gobierno, muy reaccionaria, conecta con un objetivo estratégico del poder económico: combatir las identidades colectivas que combaten el neoliberalismo, también las sindicales.

La “realidad” que vivimos. ELA rechaza, como dice Joseph E. Stiglitz, una política que “amaña” las decisiones más importantes para beneficiar a quienes más tienen. ¿No cree Sr. Lehendakari que la política está amañada? ¿No cree que es el capital el que, desgraciadamente, “condiciona” a los Gobiernos? ELA sí lo cree. ELA rechaza esta política neoliberal que destruye el empleo digno, los salarios, las prestaciones sociales, los servicios públicos… Es nuestra realidad; por eso defendemos que en una democracia caben las alternativas.

El Lehendakari tiene perfecto derecho a no compartir lo que dice y hace ELA. Dicho eso, creemos que a un Lehendakari hay que exigirle respeto para quienes, cada vez con más dificultades, construimos organización para dar poder a las personas más débiles. Exigimos respeto para un sindicalismo que lucha por un país más justo, solidario y soberano. Por suerte para la democracia Sr Lehendakari, no hay una sola forma de entender Euskal Herria. No hay una sola forma de construir Euskal Herria como nación. Si así fuera sería tanto como renunciar a las alternativas en política. Y eso no lo vamos a hacer.