¿Es la solución bajarse los salarios?

30/07/2020
Unai Martinez - Secretario general de la Federación de Industria eta Eraikuntza
En los últimos días y ante la coyuntura económica a la que nos enfrentamos, diferentes responsables políticos y sociales han apuntado a la necesidad de bajar los salarios. Después de meses de incertidumbre, no es casualidad que de una manera coordinada diferentes empresas y responsables institucionales comiencen a abonar el sustento del nuevo “hay que trabajar más y cobrar menos” o del “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”. Se trata una vez más, y tal y como sucedió por la crisis generada por la especulación capitalista en 2008 (y cuyas consecuencias continuamos padeciendo) de preparar el camino para un empobrecimiento masivo de la población, a costa de mantener los beneficios del capital.

Días después de terminar la campaña electoral en la CAPV, donde el candidato Urkullu insistió en que no se producirían recortes, diferentes empresas han anunciado su voluntad de modificar las condiciones laborales, amenazando con despidos. Todas con centros importantes en la CAPV: Aernnova, ITP y Tubacex. De manera coordinada y justo después de las elecciones, ¿Casualidad?.

Ante estos planteamientos Arantza Tapia, Consejera en funciones, en entrevista publicada en importantes medios del país ha aportado el sustento ideológico a estos planteamientos: “hay que intentar fórmulas como bajar los salarios antes de recurrir al despido”. Formula nada novedosa por cierto, y una constante en los planteamientos neoliberales. ¿Cual es el objetivo principal de la Consejera en funciones? Liberar a las direcciones de las empresas de cualquier responsabilidad ante la previsible defensa de los y las trabajadoras de sus empleos y condiciones laborales. La solución según Tapia, está en la mano de los sindicatos, si no aceptan que los salarios son el problema, provocan despidos y cierran empresas.

Cualquier persona con un mínimo de sentido común sabe que la coyuntura generada por la COVID-19 está generando falta de mercado, de carga de trabajo e incertidumbre. Las empresas que no hayan realizado inversiones adecuadas y no son competitivas tienen un problema…que no son los salarios. No tenemos que olvidar que los ERTE (que pagamos entre toda la sociedad), son una forma por la cual las empresas, dejan directamente de abonar el salario a los y las trabajadoras. La inmensa mayoría de empresas que han anunciado que tomarán medidas en contra de sus plantillas se encuentran en ERTE. Un ejemplo es Aernnova, que ha repartido millones de euros en los últimos años entre sus accionistas. Incluso ha planteado endeudar la empresa para abonar dividendo, tal y como hizo hace unos años Tubos Reunidos, cuya deuda la generó la propia empresa para repartirse millones.

Ante estas actuaciones no se escuchará a la Consejera un análisis riguroso y crítico. En la citada entrevista responde con un “Si alguien se acerca a un aeropuerto podrá observar la situación” cuando le preguntan por el sector aeronáutico.Las “situaciones” Consejera, son más complejas, y para analizarlas con objetividad es imprescindible partir de que también existe la responsabilidad social de las empresas, y que en muchos casos actúan por pura codicia y que los responsables institucionales deben de velar por el bien de la sociedad y no solo del de una pequeña parte.

La COVID-19 está dejando menos ingresos y un importante incremento del gasto. El Diputado de Hacienda de Gipuzkoa, Jabier Larrañaga ha señalado que “no es el momento de subir impuestos”. Esta frase en boca del Señor Larrañaga es atemporal. Ni en coyuntura de bonanza, ni en épocas más complicadas, hay que aumentar impuestos a las empresas, ni a las rentas más altas, según el Diputado.

Las declaraciones de Urkullu en campaña, y las posteriores de Tapia y Larrañaga clarifican la realidad a la que nos enfrentamos. Lo dicho en campaña era mentira. Bajar los salarios, va a acrecentar los problemas recaudatorios, a menor salario menor recaudación.Para el capital, la culpa de los padecimientos del Covid, no los tendrán ni las deslocalizaciones para ganar más dinero fuera (Gamesa-Siemens), ni los millones no invertidos y repartidos como dividendo (Aernnova), ni las situaciones coyunturales del mercado (Tubacex, ITP).La culpa seráde quienes luchan contra los análisis simplistas y se sitúan frente al capital. Sin una fiscalidad más justa, la deuda se disparará y continuarán los recortes sociales.

A esa hoja de ruta es a la que hay que hacerle frente. Los países en Europa con salarios más altos, menos jornada y más presión fiscal, serán nuevamente quienes afrontarán mejor la crisis de la COVID-19. Recaudarán más para poner en marcha políticas industriales a largo plazo, impulsando sectores innovadores y respetuosos con el planeta. Rebajar salarios es parte del problema, no la solución.

Vamos a luchar por una industria que genere riqueza para fortalecer los servicios públicos. Cuidando a quienes nos cuidan. Mientras tanto Margaret Thatcher desde algún lugar mirará satisfecha, como sus tantas veces fracasadas recetas económicas se siguen al pie de la letra en nuestra pequeña Euskal Herria.