Marco-Gardoqui falta (una vez más) a la verdad

22/10/2018
Unai Martinez, secretario general de la Federación de Industria eta Eraikuntza
El comentarista económico del Grupo Vocento Ignacio Marco-Gardoqui analiza en su artículo del pasado 17 de octubre la dimisión del presidente de Tubos Reunidos, Guillermo Ulacia. Como suele ser habitual en él cuando analiza la situación económica de una empresa, o de la sociedad en general, no han faltado sus críticas hacia las organizaciones sindicales que defienden los derechos de la clase trabajadora.

En el citado artículo dice que Ulacia se ha enfrentado a “fuertes tensiones de costes, empujados por una acción sindical dura y poco dispuesta a reconocer y a aceptar los cambios que impone la coyuntura”. Añade además que “será complicado contentar a una plantilla muy reforzada sindicalmente y poco dispuesta a asumir sacrificios, como ha quedado demostrado en los primeros escarceos”.

Es obligado recordar que los referidos “escarceos”, según la terminología del autor, se concretaban en 157 despidos, un 25% de reducción salarial, aumento de jornada y el cierre de la acería de la planta de Trapagaran. Una vez más, el articulista busca hacer creer a la opinión pública que el principal problema que tienen las empresas son las excelentes condiciones laborales y la actitud de sindicatos como ELA.

Si el autor ha procurado dar luz sobre la situación de Tubos Reunidos, se le ha olvidado aportar algunos datos:

  1. El Grupo ha repartido durante décadas cuantiosos beneficios a sus accionistas.
  2. El endeudamiento financiero de la firma en el ejercicio 2007 era de 35,6 millones de euros, una cantidad muy baja. En el año 2008 la dirección impulsó una OPA. La documentación oficial aportada por el grupo señalaba lo siguiente: “Respecto de la situación financiera del Grupo Tubos Reunidos tras el desembolso de la OPA sobre acciones propias por importe de 170 millones de euros, operación realizada para mejorar la liquidez y rentabilidad del accionista, el endeudamiento neto del Grupo asciende a 31 de marzo de 2008 a 199,9 millones de euros”.
  3. La operación se explica de una manera sencilla: Con objeto de que los accionistas recibieran millones de euros la propia empresa se endeudó, comprometiendo el proyecto industrial. A la hora de plantear el ERE de la planta de Trapagarán, la firma acreditaba una deuda financiera de 213 millones de euros. Esa deuda ¡la han generado los propios accionistas!
  4. El primer accionista del grupo es el BBVA, principal responsable de la OPA del 2008.

El autor analiza la situación de una empresa aportando información parcial, ocultando información clave, siempre con el objetivo de alimentar su discurso neoliberal, que niega siempre la responsabilidad de las direcciones de las empresas. Su presencia en innumerables Consejos de Administración ayuda a entender los artículos de Marco-Gardoqui. Si se quiere acceder a información veraz es recomendable acudir a otras fuentes.