¡No a la guerra!

26/02/2024
Ioritz Iglesias - ELA Ekintza Soziala
¡No a la guerra! El mensaje es bien sencillo. ¿Quién no está a favor de este lema? Pero el tema tiene sus complejidades, sus aristas y sus contradicciones. Está claro que queremos la paz, pero también sabemos que existen los usos falsos de la paz: a nosotros nos ha tocado vivir en la Pax Americana, donde por el poder militar de Estados Unid os que subyuga al mundo vivimos en una paz “relativa”, sobre todo en los países que estamos bajo su órbita.

Pero todo apunta al final de esta etapa histórica, o al menos eso dicen los expertos en la materia. Han pasado 2 años desde que Rusia entró en el Donbas y Ucrania, hay 37 guerras “oficiales” repartidas por todo el mundo, Palestina está sufriendo un genocidio de la mano de Israel, están aumentando las tensiones, oímos ruidos de guerra en cualquier sitio... No sabemos lo qué viene, pero nuestras autoridades han empezado a utilizar términos belicistas y decir que tenemos que prepararnos para la “guerra”.

Ante esto, nuestro pueblo, la clase trabajadora, y ELA, ¿qué? Internacionalismo, solidaridad de clase y oposición a la guerra. Dicho de otro modo: debemos denunciar los imperialismos (sobre todo el de la OTAN y Estados Unidos), el capitalismo bélico y la falsa paz. ¡No a la guerra! Es un lema antimilitarista, pacifista, pero eso no significa que tengamos que estar callados ante cualquier situación, los oprimidos tienen derecho a la resistencia, hay que luchar y hay que crear el conflicto para poner de manifiesto lo que hay. Porque término pacifista no quiere decir pacífico.

En ELA tenemos el precedente de que en 1936 creó sus propias milicias, además de participar en otras. Los miembros de ELA no tuvieron más remedio que organizarse y coger las armas ante el fascismo. San Andrés fue el Batallón nº 50 y contó hasta con una banda musical que llegó a los 700 gudaris, además de dos batallones de ingenieros: el 6º Batallón de ingenieros San Andrés con 400 miembros y el 11º Batallón de ingenieros STV, con 500 miembros. Podemos ver las fotos en blanco y negro, con las armas en la mano, y qué podemos decir de lo que nos produce dentro... También es conocido, desgraciadamente, lo que dió y trajo esa guerra.

Pero volviendo al año 2024, escuchamos los gritos de la guerra y, lo que es peor, los preparativos: el Estado alemán ha lanzado la llamada a la preparación y a la producción de armas para la guerra, la UE ha aprobado recientemente una partida de 50.000.000 € para la guerra de Ucrania, el Estado español ha aportado ya un 0,8% de su PIB a Ucrania, los partidos políticos de la izquierda mientras aprobaban el techo de gasto en un 2,6% para el próximo año van están aumentando el gasto militar un 20%,... La industria militar está de enhorabuena.

Este dinero proviene en su mayoría de los impuestos que paga la clase trabajadora, y está claro que no van en beneficio de la clase trabajadora. La inversión social que se podría hacer con esa cantidad de dinero… y mientras tanto vuelve la austeridad y el techo de gasto a la vez que subirán las partidas militares, por lo que se deducirán de la inversión social y, por lo tanto,estamos ante recortes!

Pero nosotros vivimos en este mundo loco, no estamos fuera. Aunque a la OTAN ya le dijimos que no, estamos dentro. Porque la guerra empieza aquí. ELA vive de su afiliación, algunos de esos afiliados viven de la venta de su fuerza de trabajo en las empresas de la industria militar, que viven del citado gasto militar, y ELA censura ese gasto militar que ha dado la vuelta.

Pero hoy en día la clase trabajadora tiene que vender su fuerza de trabajo y, desgraciadamente, entre quienes compran aquí está la armería, una industria muy potente y conocida en la historia de Euskal Herria. Pero estos trabajadores, afiliados, delegados, no tienen derecho a la objeción de conciencia, no participan en las decisiones de los planes industriales de sus empresas, y, por lo tanto, no les consideremos culpables en absoluto. Denunciemos la situación y propongamos, entre todos y todas, la alternativa ecosocial para reivindicar el cambio. He tenido la oportunidad de conocer muchos de ellos: ingenieros, mecanizadores, moldeadores, remachadores, pintores, carretilleros, fresadores... Gente de gran valor para el trabajo, con mucho conocimiento y, sin duda, dispuesta a trabajar en otra dirección, si pudiese. Hagamos, por tanto, de la alternativa el futuro.

Dicho todo esto, y a pesar de la complejidad del tema, seamos capaces de dar un mensaje compartido, fácil y sencillo: ¡No a las guerras! ¡No al gasto militar y a OTAN! ¡Sí la paz! ¡Sí a la inversión social y los derechos sociales!