No es ciencia ficción, es orgullo LGTBI+ y de clase

26/06/2015
A veces, una tarde de cine cualquiera y viendo una película de éxito comercial, nos podemos llevar una grata sorpresa. Tal es el caso de “Pride”, éxito de taquilla británico en el que parte del movimiento obrero galés y algunos miembros del movimiento homosexual londinense de los años ochenta se unen ante los ataques del thatcherismo y la pesadilla neoliberal que parece que nunca se fue.

¡Qué raro que desde el sindicalismo y desde ELA nos animemos a hablar de cine!, pero esta vez tenemos excusa. Esta película que algunos críticos catalogan como “feel good” movie o película buenrollera nos da pie a hablar de cuestiones que aunque incorporadas en la agenda política y en los discursos contestatarios oficiales, nos lleva un poco más allá a través del lenguaje cinematográfico.

Nos recuerda, entre otras muchas cosas, que el cómo es tan o más importante que el qué. Y es que entre los múltiples mensaje que lanza “Pride” uno bien básico es el de que “la unión hace la fuerza” y el de la solidaridad por luchas comunes. Sí, una propuesta que puede sonar a película de Disney para algunos/as o que a la contra, nos lleve a recordar la parodia del “Frente Popular de Judea” de La Vida de Brian. Película por cierto, más que recomendable para militantes sociales con vocación de transformación social. Un respiro que de vez en cuando viene bien.

A las puertas del día del orgullo, la alianza entre el movimiento sindical y el movimiento LGTBI+ se torna imprescindible a pesar de que cada uno entienda la lucha de clases o la lucha contra la heteronorma y la lesbo-gay-bi-trans-fobia desde posiciones y ángulos diferentes. Los sujetos políticos en constante reformulación y disputa.

Otro mensaje relevante pero que pasa inadvertido es que aunque la película lleva a primer plano las consecuencias del sistema de dominación de clase y de la heteronorma, las mujeres siguen jugando un papel secundario en la historia oficial y también ahora, a pesar de que las cocinas y los hogares son fundamentales en la lucha.

Igualmente y en modo de parodia, la representación de las lesbianas y de la lucha feminista se caracteriza como una lucha postergable ante la urgencia de las luchas centrales las cuales llevan cuerpo y mente de hombres. El Che Guevara sigue presente, compañera. La lucha contra el patriarcado tendrá que seguir esperando a que le llegue su turno y se convierta en una prioridad política.

Aunque a veces a algunos/as les suene a película de ciencia ficción, no está de más recordar la importancia de las luchas colectivas y sobre todo de aquellas luchas en las que colectivos y personas que aparentemente no comparten agenda ni objetivos comunes, puedan llegar a hacer un recorrido conjunto. Es difícil sí, pero no imposible.

Cuando tocan a una nos tocan a todas”, reivindica el movimiento feminista. Y de esto va la película: se da un efecto dominó cuando atacan los derechos básicos de una persona o de un colectivo sea la razón que sea (clase, opción-identidad sexual y/o de género, origen nacional, cultural, religioso, diversidad funcional, edad, etc). Parte del movimiento obrero de Gales de los ochenta y algunas personas del movimiento LGTB londinense lo supieron ver en su momento. Hoy en día y en Euskal Herria algunos colectivos, personas y movimientos sociales también lo vemos y le damos una valor total a pesar de que los múltiples sistemas de dominación se empeñen en individualizar nuestras vidas y nuestras luchas.