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¿Por qué no ha salido a bolsa Kutxabank?

09/05/2023
Mikel Noval y Janire Landaluze, Gabinete de Estudios de ELA
Haber paralizado la salida a Bolsa de Kutxabank no garantiza su buen funcionamiento. Es necesario dar la vuelta a esta situación, para convertir un banco en manos de unas fundaciones, en un banco público con control social. Y para ello hay que reavivar y encauzar el debate que está en la calle.

La Fundación BBK, titular de la mayoría de las acciones de Kutxabank, anunció el pasado mes de abril que había conseguido evitar la salida del banco a Bolsa.

El anuncio lo hizo Xabier Sagredo, presidente de la Fundación BBK (donde llegó tras dejar el cargo de presidente del Bizkai Buru Batzar del PNV). En concreto, informaba de que había logrado crear el Fondo de 231 millones de euros que exige la Ley de Banca (aprobada tras la crisis financiera de 2008) para no verse obligado a cotizar en Bolsa. De esta manera, Xabier Sagredo trataba de apropiarse de una decisión (no salir a Bolsa), que realmente fue fruto de la oposición social, en la que ELA tuvo un papel central.

En junio de 2011, los Consejos de Administración de las Cajas de Ahorros BBK, Kutxa y Vital firmaron un acuerdo de fusión y conversión en un banco (Kutxabank). Pero no tenían la mayoría en la Asamblea General de Kutxa (sí en BBK y Vital). En septiembre de 2011 EH Bildu suscribió un acuerdo con los presidentes de BBK y Kutxa para votar a favor de la cesión de la actividad financiera de las tres cajas a Kutxabank. Así, EH Bildu se convirtió en cooperador necesario en una operación con graves repercusiones para el futuro económico y social del país.

ELA siempre había defendido la fusión de las 4 Cajas de Ahorro de Hego Euskal Herria (las tres mencionadas y la desaparecida CAN, absorbida en Caixabank), y también la continuidad de la entidad resultante como una caja de ahorros, no como un Banco, lo cual era posible y legal. Por ello, ELA fue el único sindicato que votó en contra de la bancarización en las asambleas de las cajas.

Ya en 2011 estaba clara la intención de que Kutxabank quedase en manos del capital privado. El presidente de Kutxabank, Mario Fernández, decía que la privatización era “inevitable, la Ley nos obliga a hacerlo; no nos podemos mantener en un esquema voluntarista”. Urkullu, como en tantas cosas, decía que “hay que cumplir la ley”, hay que hacer un ejercicio de “realismo”. Como se ha demostrado, esos argumentos eran falsos.

No fue fácil oponerse a la decisión de dejar Kutxabank en manos del capital privado. Pero ELA, junto a otras organizaciones, a través de la plataforma Kutxabank Publikoa, se opuso, y consiguió generar un amplio consenso social para impedir un nuevo paso privatizador de la principal entidad financiera de la CAPV. Finalmente se consiguió parar la salida a Bolsa, y Mario Fernández tuvo que dimitir. Les obligamos a dar marcha atrás en su apuesta privatizadora. Por eso es inaceptable que ahora Sagredo trate de ponerse medallas porque Kutxabank siga en manos de las Fundaciones BBK, Kutxa y Vital. Hay que recordar cómo el PNV se quejaba amargamente porque “ELA entorpecía” lo que se estaba haciendo en otras partes del Estado español, incluida Catalunya, Querían seguir el modelo de Caixabank, pero no les dejamos.

Haber paralizado la salida a Bolsa de Kutxabank no garantiza su buen funcionamiento: destrucción del 47% del empleo en la CAPV desde 2010 (2.100 puestos de trabajo); los horarios de atención restringidos, las colas a primera hora, las comisiones, la continua oferta de productos financieros, la precarización laboral, la actuación en los desahucios y otras muchas cuestiones reflejan que tratan de homologar a Kutxabank a los demás bancos, primando el negocio por encima de las necesidades económicas y sociales.

Es necesario dar la vuelta a esta situación, para convertir un banco en manos de unas fundaciones, en un banco público con control social. Y para ello hay que reavivar y encauzar el debate que está en la calle.