¿Por qué se deja a Rajoy decidir el presupuesto de Navarra?

10/10/2017
Mitxel Lakuntza / Iñaki Zabaleta (ELA Nafarroa)
Navarra tiene capacidad para regular y diseñar su política fiscal y presupuestaria, como recoge el Amejoramiento (que es una Ley Orgánica). Esto es, más allá de la valoración que se haga de dicha ley, se trata de una potestad protegida legalmente. Sin embargo, el actual Gobierno de Navarra, como hacía el anterior, renuncia a esta capacidad, asumiendo los límites (déficit, deuda, regla de gasto) que se deciden en Madrid. En política presupuestaria y fiscal, una vez que se dan por buenos los criterios impuestos en Madrid, el margen para hacer otras políticas es mínimo.

El límite de déficit, la deuda y la regla de gasto, los primeros pasos hacia los recortes

La Ley de Estabilidad Presupuestaria (derivada del telefonazo de Merkel a Zapatero para priorizar el pago a la banca antes que las necesidades sociales) se concreta en tres elementos: el objetivo de déficit, deuda pública y regla de gasto. En 2018, el déficit no podrá superar el 0,4% del PIB; la deuda pública no podrá superar el 24,1% del PIB; y la regla de gasto impide que el presupuesto aumente más allá del 2,4%.

Para hacernos una idea de hasta dónde llega el despropósito, basta con analizar cómo funciona la regla de gasto. ¿Para qué se aplica? Para que las instituciones (Gobierno, Diputaciones, Ayuntamientos...) no puedan aumentar el gasto aunque tengan ingresos suficientes. Es decir, el superávit en la recaudación, en su caso, se tiene que destinar al pago adelantado de la deuda pública, impidiendo que se pueda aumentar la inversión social. Se puede llegar al absurdo de que un gobierno no tenga deuda que amortizar y, con necesidades sociales o de inversión que realizar, se vea obligada a destinar sus ingresos al ahorro. Esto ya sucede en algunos municipios. Se trata, en definitiva, de una camisa de fuerza para que ningún gobierno pueda reforzar sus políticas públicas.

También un ataque al propio Convenio Económico. Siempre se ha dicho que el Convenio permite a Navarra tener sus propios ingresos para poder decidir su presupuesto. La regla de gasto es justo lo contrario. ¿Para qué sirve tener más ingresos si se acepta que el gasto no puede crecer?

Cumplir con estos objetivos es lo que ha llevado al Gobierno de Navarra a establecer que el límite de gasto en 2018 será de 3.633 millones de euros. Va a gastar un 3,1% más que en 2017, por debajo del crecimiento económico de Navarra. Aí, el sector público perderá peso en la economía.

No se impone, se acuerda

Hay quien defiende que la limitación de la capacidad de Navarra en política fiscal y presupuestaria es un tema legal o técnico. Todo lo contrario. Estos límites han sido aprobados en el Congreso con el voto del PNV (sin su apoyo, la oposición los habría tumbado). Luego, el Gobierno de Navarra anunció un acuerdo con el Gobierno de Rajoy para aplicarlos también en Navarra (exactamente en los mismos términos que el resto de CCAA).

Lo realmente preocupante es que el Gobierno de Navarra está de acuerdo con estas decisiones. Asumir la política fiscal y presupuestaria de Rajoy renunciando a hacer una propia es una decisión inaceptable, no solo desde una perspectiva social, sino desde la propia defensa de las competencias navarras.

El límite de gasto que ha pactado el Gobierno foral no se ha decidido en función de las necesidades sociales de Navarra o de las inversiones que se quieran hacer, sino que se ha cedido a Rajoy el poder de decidir cuánto puede gastar Navarra.

A la vista está que no se trata de una decisión cualquiera: los efectos de estos limites afectan recortan el desarrollo y la mejora social; no permiten revertir recortes, ni mejorar la atención dependencia, vivienda, prestaciones sociales, mejora de los servicios públicos, empleo...

Es una decisión preocupante porque da por buena la política de ajustes (artículo 135 de la Constitución), renuncia a la defensa de las propias competencias y, además, pretende dar la imagen de que hay un acuerdo bilateral, de igual a igual con el Estado.

Falta pulso político

ELA comprueba con preocupación el consenso y el silencio entre los partidos del cuatripartito ante una decisión tan grave y trascendente. El Gobierno de Navarra se ha limitado a aceptar acríticamente los limites de déficit y regla de gasto, renunciando de facto a que sea Navarra y no el Gobierno de Rajoy quien decida su política económica y presupuestaria.

No puede darse por buena una explicación basada en los límites legales o en los estrechos márgenes de la política institucional. Sería tanto como aceptar que no hay alternativa, ni a un modelo capitalista ni a la legislación española, concluyendo que la obediencia es la única respuesta política posible.

El cambio exige otras cosas, se trata de disputar el partido, de hacer pedagogía, de innovar políticamente, tirando de determinación y valentía, actitudes imprescindibles para no acabar trasladando normalidad donde realmente hay conflicto.

De lo contrario y, como por desgracia sucede, si se asume este límite de gasto y no se cuestiona la deuda que ahoga las arcas públicas, el presupuesto ya está hecho. Y las consecuencias son deterioro progresivo de los servicios públicos. En vez de reducir el enorme diferencial de dotaciones presupuestarias en Sanidad o Educación respecto a la media europea, la distancia va a crecer. Asimismo, los ajustes van a continuar por las licitaciones a la baja, con el deterioro de las condiciones de trabajo en las subcontratas.

Es una cuestión de intereses. Y alguien quiere esconder los intereses del capital bajo cuestiones técnicas. El Gobierno de Navarra debe hacer los presupuestos teniendo en cuenta las necesidades sociales, y no aceptando los límites que impone el Gobierno de Rajoy. Deben ponerse los intereses de las personas por encima de los del capital.