¿ Y si no se cuenta ?

12/11/2018
Adolfo Muñoz “Txiki” Secretario general de ELA
Es así como un medio de comunicación vasco titula una de sus páginas. ¿Y si no se cuenta? Hay demasiadas cosas esenciales en nuestras vidas que no se cuentan porque no interesan al poder. Ese mismo medio añade: “Si no se cuenta, no es”. En eso se equivoca. Que no se cuente no significa que no exista. Hay cuestiones más o menos visibles en los medios, pero existir existen.

Esto viene a cuento de la huelga que protagonizan las personas que limpian habitaciones en dos hoteles de Bilbao. ¡Ojalá fuera más visible! Para un responsable del Gobierno Vasco, la huelga es “cutre” (ruido, papeles por el suelo…) porque afea la imagen de Bilbao-MTV. Quizá por eso, el Gobierno renuncia a actuar con diligencia cuando esos hoteles vulneran un derecho fundamental sustituyendo a las personas en huelga. Para el Gobierno Vasco no sobra la explotación, sobra la gente que se organiza y protesta. Tampoco nos debe extrañar, el Gobierno Vasco trabaja para hacer invisible la explotación y apoyar a las empresas. Barceló, por su parte, la empresa propietaria de uno de los hoteles, incorpora una gran innovación empresarial para poner fin al conflicto: ofrece a los clientes del hotel tapones para los oídos para evitar molestias porque “hay una huelga convocada por la empresa externa que presta los servicios de limpieza en el hotel”. Como si la cosa no fuera con Barceló. A Barceló lo que le interesa es amasar beneficios a costa de lo que sea.

Las personas en huelga son trabajadoras y trabajadores explotadas. Les pagan 2,50 € por la limpieza de cada habitación. En el Estado se les conoce como “Las Kellys”, “las ke limpian”. Sí, aquí también, en el oasis vasco que venden nuestras instituciones, hay kellys y explotación. El colectivo en huelga es heterogéneo. Una parte son mujeres, de las del 8 de marzo, conscientes de que muchos de sus problemas como mujeres tienen causa económica y política. Otra parte son hombres, obligados, como las mujeres, a trabajar en condiciones penosas. Algunas de esas personas, perceptoras de la RGI, dejarían a gusto de percibirla pero les pagan salarios tan miserables que tienen derecho a ella. Son trabajadoras y trabajadores muy pobres. Otro dato importante: quince nacionalidades diferentes en un colectivo de aproximadamente 60 personas; quince, nada más y nada menos. Personas inmigrantes que desean vivir con dignidad y que se organizan en un sindicato para luchar por sus derechos y expectativas. La lucha sindical y social, además de reforzar una identidad, integra.

Es un conflicto, insisto, donde la diversidad -mujeres, hombres, inmigración, perceptores de ayudas sociales...- tiene el objetivo esencial de acabar con la explotación. Es un conflicto donde vuelve a quedar en evidencia el papel hipócrita del Gobierno y de las grandes empresas, con su falsa “responsabilidad social”. Este conflicto, como otros muchos, permite hacer visible una narrativa de lucha de clases donde la huelga es un instrumento esencial. Lo hace visible... si se cuenta.

Quienes afirman que ya no hay lucha de clases, que está pasada de moda y que las huelgas son “repertorios caducos” desprecian el sufrimiento de la gente, sus necesidades reales. Es como si ya no hubiera derechos que defender, ni enemigos a los que vencer. Pues eso: que no se cuente no significa que no exista. La explotación existe y la lucha de clases también. Que se lo pregunten a quienes están ganando. Demasiadas veces echamos de menos a un Michael Moore vasco que dé notoriedad a estas luchas para que las cosas que existen y afectan a la gente que sufre se cuenten como es debido.