ELA apoya la propuesta del Movimiento Feminista de formar una mesa con los Gobiernos para garantizar las necesidades de cuidados

17/03/2020
ELA apoya la mesa de crisis para abordar la gestión de los cuidados convocada por el Movimiento Feminista y llama a los Gobiernos a sentarse en torno a ella. Al mismo tiempo, el sindicato interpela a las instituciones para que respondan de inmediato a las necesidades urgentes de cuidados provocadas por el coronavirus y las medidas adoptadas para hacerle frente. ELA considera muy positiva la respuesta colectiva (Zaintza Sareak...) generada en pueblos y barrios para hacer frente a un déficit, aunque subraya que la responsabilidad política recae en las instituciones, y que seguirá reivindicando esta posición.

Para este sistema cuya prioridad son los intereses económicos y el capital, la normalidad es la precariedad vital, la acumulación injusta de la riqueza, los accidentes laborales, el auge de la pobreza, el que las mujeres sean agredidas, violadas y asesinadas, la necropolítica dirigida a personas refugiadas  y migrantes, el cambio climático y las políticas ecocidas...

En cambio, la crisis es lo que pone en peligro los beneficios económicos de unos pocos. ELA considera, por el contrario, que la situación provocada por el coronavirus ha puesto una vez más de manifiesto que el capitalismo, el heteropatriarcado y el racismo atraviesan una crisis sistémica; que este sistema no funciona y necesitamos un nuevo modelo que sitúe los cuidados y las vidas en el centro.

Estamos seguras de que, igual que en crisis anteriores, el capital y los gobiernos neoliberales tratarán de aprovechar este estado de shock para profundizar en sus políticas de austeridad, recortes y privatización; seguir deteriorando los servicios públicos; impulsar un reparto cada vez más injusto de la riqueza; agravar la precarización de las trabajadoras y trabajadores, especialmente de los colectivos más vulnerables (mujeres, jóvenes, migrantes, personas racializadas…).

En ELA tenemos claro que, tal como reivindicamos bien alto en la Huelga General del pasado 30 de enero, es el momento de que quienes queremos cambiar de raíz este sistema capitalista heteropatriarcal y racista demostremos que este sistema no funciona y es la oportunidad para empezar a construir un nuevo modelo que ponga los cuidados y las vidas en el centro.

La crisis de los cuidados no es nueva; ELA lleva años denunciándola. Los trabajos de cuidado están privatizados: mayoritariamente somos las mujeres quienes trabajamos en condiciones de precaridedad y esclavismo, en un mercado de trabajo formal que es una jungla. Ahí tenemos el ejemplo de las largas y duras huelgas y conflictos desarrollados en Residencias o en el Servicio de Ayuda a Domicilio. En estos sectores laborales precarizados y feminizados denunciamos dos cuestiones: por un lado, las condiciones laborales precarias, y por otro, la falta de calidad de la atención y los cuidados que reciben las personas usuarias del servicio. Además, fuera del mercado de trabajo formal tenemos que denunciar la situación de esclavitud que sufren las empleadas de hogar, especialmente las internas, o los trabajos de cuidado que desempeñan las mujeres de manera invisible, gratuita y sin reconocimiento alguno. 

Aunque las residencias, los hogares, los centros escolares o de salud sean el entorno de trabajo de las mujeres, el coronavirus nos revela con claridad que la precariedad está feminizada, también en sectores que no son los de los cuidados, tal como vemos estos días en sectores como la limpieza, la alimentación o el telemarketing. Aunque se trate de trabajos esenciales, no reciben el reconocimiento económico y social que se merecen. Ni se protege su salud, ya que no se respetan las medidas de prevención ante esta crisis sanitaria.

Además, utlizando la excusa de la crisis el reparto de la riqueza es cada vez más injusto a través de las políticas fiscales y presupuestos antisociales que este sindicato ha venido denunciando. Esto ha tenido gravea consecuencias para clase trabajadora, entre otras, recortes y privatizaciones en los servicios públicos (sanidad, educación, cuidados…). Y no podemos olvidar el aumento de la pobreza que se ha registrado. 

El coronavirus y las medidas adoptadas por los Gobiernos para hacerle frente solo han hecho más visible esta crisis que ya veníamos sufriendo, especialmente las mujeres, agravando aún más la situación de las personas más precarias y vulnerables, y acentuando las desigualdades.

Los gobiernos plantean medidas para “salvar” al capital de esta crisis, para que su normalidad pueda seguir una vez se supere esta crisis. Sin embargo, para nosotras la crisis es esa misma normalidad, la precarización de la vida. Necesitamos otro tipo de medidas urgentes para hacer frente a esta crisis, para cuidar de las vidas de trabajadoras y trabajadores, mujeres, migrantes, gente en situación de pobreza... y la responsabilidad política de esto recae en las administraciones. Ante unas medidas que no venían de las instituciones, la ciudadanía se ha organizado y ha organizado en pueblos y barrios redes de cuidados para dar una respuesta colectiva a esta situación. ELA valora estas iniciativas como muy positivas, y llama a su militancia a participar, en la medida de lo posible, en este tipo de iniciativas, garantizando en todo caso las medidas preventivas y de seguridad y la corresponsabilidad de mujeres y hombres, en la línea de los criterios planteados por la Carta de Derechos Sociales de Euskal Herria. Pero subrayando también que son las instituciones las que deben garantizar el derecho al cuidado, y que seguiremos reivindicándolo.

Pero en ELA tenemos claro que a esta crisis estructural de cuidados, además de las medidas urgentes concretas para afrontar el estado de excepción provocado por las medidas adoptadas para hacer frente al COVID 19, hay que darle respuestas estructurales; por ello, apoyamos la mesa de crisis convocada por el Movimiento Feminista para abordar la gestión de los cuidados. Porque necesitamos un sistema de cuidados público y digno. Y llamamos a los Gobiernos que den al tema de los cuidados la prioridad que merece y actúen de manera responsable.