La precariedad es tóxica #Landeia

16/05/2019
ELA exigió la eliminación de productos mortales de los puestos de trabajo con motivo del Día Internacional de la Seguridad y Salud en el trabajo. El último Landeia recoge un reportaje sobre el tema.

La Unión Europea (UE) acordó el 11 de octubre del 2018 limitar la exposición en el lugar de trabajo a otras ocho sustancias cancerígenas. De este modo, fijaba nuevos límites que se suman a los ya existentes en la normativa europea. El acuerdo entre la Comisión Parlamentaria y el Consejo de Europa es provisional; ahora debe ser confirmado por los ministros y por el pleno de la Eurocámara para que la medida pueda entrar en vigor.

Hablamos de sustancias cancerígenas que generan miles de muertes cada año en toda Europa y, por supuesto, en Euskal Herria. La Organización Mundial de la Salud reconoce que por cada trabajador/a que fallece en un accidente laboral traumático fallecen 26 como consecuencia de las enfermedades profesionales. Son datos tremendos, pues supondrían que en 2018 fallecieron alrededor de 1.700 trabajadores y trabajadoras como consecuencia de diferentes enfermedades profesionales.

En ELA, por desgracia, no estamos exentos de este drama. Son muchas las personas afiliadas que han fallecido tanto como consecuencia de accidentes laborales traumáticos como de enfermedades profesionales relacionadas con su trabajo.

Personas que este 28 de abril, Día Internacional de la Seguridad y Salud Laboral, queremos recordar en los dos actos que se celebrarán con motivo de este día. El viernes 26, Bilbo e Iruñea acogerán dos actos.

En los mismos, se podrá ver un video que recoge los casos de Milagros Sarasola (Productos Aislantes PAISA, Rentería), Juan Carlos González Lasa (Mármoles Aztiria, Azpeitia), Zuhaitz Alberdi Etxart (Mármoles Aztiria, Azpeitia), Fernando Castaño Rodriguez (Fundiciones Joaquín Bereciartu, Legazpi) y Jesus Mari Calvo Ansa (Fundiciones del Estanda, Beasain). Testimonios directos con un denominador común: conocen, bien en primera persona o bien a través de familiares y compañeros de trabajo, las graves consecuencias de trabajar con productos cancerígenos como el amianto o la silicia.

Pello Igeregi, responsable de Salud Laboral, destaca que el objetivo de ELA es lograr que se pongan más medios para luchar contra este problema. “Este año está previsto que se cambie la normativa europea sobre productos cancerígenos, y nuestra reivindicación es clara: estos productos tienen que desaparecer de todas las empresas. El tema no es si quienes trabajan con tales productos deben recibir tal plus o tal compensación. No. El reto es lograr que la aplicación de la nueva normativa sirva para eliminar los productos cancerígenos de nuestras empresas. No hay dinero que compense una vida humana”.

Igeregi destaca que este problema también está estrechamente ligado con la precariedad. “Trabajar con productos tóxicos es otra consecuencia de la precariedad. Además, no podemos olvidar que quienes trabajan con este tipo de productos no reciben, en muchos casos, la formación necesaria”.