El convenio suscrito por Osakidetza con la Fundación Onkologikoa supone destinar dinero público a la financiación de proyectos privados

19/11/2018
Osakidetza pagará con dinero público las inversiones necesarias para la adecuada prestación del servicio en un edificio que seguirá siendo propiedad de Onkologikoa. La estrategia que Osakidetza pone encima de la mesa sigue ahondando en el desmantelamiento de nuestra sanidad. Lejos de dar los pasos necesarios para garantizar una sanidad pública, universal y de calidad, destina dinero público a la financiación de proyectos privados y posibilita la entrada de servicios privados en el ámbito público.

El Departamento de Salud, con el Consejero Darpón al frente, ha definido la lucha contra el cáncer como uno de los ejes estratégicos de su departamento para los próximos años. Siendo esto así, parece evidente que ese reto debe abordarse desde la sanidad pública y siempre en beneficio y al servicio de la sociedad.

Sin embargo, la estrategia que Osakidetza pone encima de la mesa sigue ahondando en el desmantelamiento de nuestra sanidad. Lejos de dar los pasos necesarios para garantizar una sanidad pública, universal y de calidad, destina dinero público a la financiación de proyectos privados y posibilita la entrada de servicios privados en el ámbito público.

Eso es lo que va a hacer con el centro Onkologikoa: mientras el centro va a seguir en manos de la Kutxa, Osakidetza va a destinar 25 millones de euros anuales de dinero público (ampliables) para financiar los servicios que ofrece el centro, así como el equipamiento y las infraestructuras necesarias para ello.

Kutxa no está dispuesta a seguir destinando millones de euros a Onkologikoa; sus planes de futuro pasan por desmantelar la obra social, por dejar de revertir en la sociedad parte de sus abultados beneficios anules. Su opción es dedicarse sólo a aquello que le reporte beneficios económicos y Onkologikoa, no le es a día de hoy un negocio rentable.

Pero era y es conocedora de que el abandono de un proyecto como el de Onkologikoa podía y puede perjudicar seriamente su imagen ante la opinión pública. Es por ello que buscó y encontró un socio perfecto que colabora en la consecución de los objetivos descritos: el Gobierno Vasco. Y más concretamente el Departamento de Salud que actualmente dirige el Sr. Jon Darpón.

En esa colaboración, Onkologikoa no se publifica sino que se aborda una fórmula mucho más beneficiosa para Kutxa.

En un primer momento, se optó por la fórmula de los conciertos sanitarios, que le han venido costando a Osakidetza más de 22 millones de euros al año. Y mientras Onkologikoa recibía esa importantísima cantidad de dinero para financiar su actividad, paralelamente seguía y sigue desarrollando actividades sanitarias privadas que nada tienen que ver con la lucha contra el cáncer y que, a todas luces, le resultan rentables.

Sin embargo, ahora han decidido dar un paso más: ambas partes han optado por un Convenio de vinculación plurianual con unas consecuencias mucho más importantes que el sistema anterior. Para ello, se han amparado en un decreto redactado “ad hoc” por el mismo Departamento de Salud.

Como consecuencia de todo este proceso se nos plantea ahora que parte de la cartera de servicios del centro sanitario Onkologikoa sea financiada por Osakidetza y no por la Obra Social de la Kutxa. Concretamente, se hace una dotación presupuestaria de 25 millones de euros de las arcas públicas (ampliables) para el año 2019; al tiempo que el citado convenio sigue posibilitando que, paralelamente, Onkologikoa siga ofreciendo servicios oncológicos privados, aquellos que sí le son rentables. Y siga conservando la titularidad del centro sanitario.

Todo este movimiento coincide, como ya hemos señalado, con la decisión estratégica que Kutxa tiene adoptada desde hace años para ir reduciendo los fondos de su la Obra Social en aquellos proyectos no sostenibles, e ir destinándolos a aquellos que le sean económicamente rentables.

Dicho esto, a juicio de ELA, el contenido del Convenio de Vinculación es sencillamente escandaloso:

  1. Osakidetza abandona la apuesta para que los servicios sanitarios públicos cuenten con los instrumentos necesarios para abordar la asistencia sanitaria que la sociedad requiere. Por desgracia, cuanto más desmantele la sanidad pública, más tendrá que recurrir a los servicios privados. El propio Viceconsejero de Salud ha reconocido que Osakidetza necesita de Onkologikoa para ofrecer un servicio sanitario adecuado porque no cuenta con medios propios para ello.
  2. Osakidetza va a poner sus listas de contratación temporal al servicio de un centro privado como Onkologikoa, para contratación de personal: las nuevas contrataciones de personal en Onkologikoa serán cubiertas mediante las listas de contratación temporal de Osakidetza. Sin embargo, esas/os trabajadoras/es tendrán un contrato con Onkologikoa y las condiciones laborales de Onkologikoa. Así, personas que se han inscrito en las listas de contratación de Osakidetza a fin de poder trabajar en una entidad dependiente de la Administración Pública, pueden ser llamadas a trabajar en una entidad privada. Esto tiene un nombre: privatización de la relación laboral y de las condiciones de trabajo.
    • Privatización de la relación laboral, porque se utilizan listas de contratación pública para contratación privada.
    • Privatización de las condiciones de trabajo, porque a personas llamadas de una lista de contratación pública se les van a aplicar las condiciones de trabajo de una entidad privada.
  3. El Convenio no garantiza el mantenimiento de la plantilla de Onkologikoa. Es más, menciona la posibilidad de minorar la plantilla, estableciendo que cuando se produzca la baja definitiva de un trabajador o trabajadora de la plantilla ese puesto de trabajo podrá ser amortizado y que sólo se mantendrá en aquellos casos en los que Osakidetza lo estime necesario. En ese supuesto, plantea un mecanismo poco menos que rocambolesco: esa plazas serán creadas en la plantilla estructural de Osakidetza para prestar servicios en un centro privado, es decir, se crearán puestos de trabajo en la plantilla de un ente público y serán financiados con dinero público pero las/os trabajadoras/es podrán prestar sus servicios en un centro privado.
  4. El Convenio implica el despido de las/os trabajadoras/es temporales de Onkologikoa. El hecho de que el Convenio establezca que cuando el centro sanitario Onkologikoa precise contratar personal temporal lo hará a través de las listas de contratación de Osakidetza, supone que cualquier temporal que tenga actualmente un contrato en vigor con Onkologikoa y que no esté inscrito en las listas de Osakidetza, en cuanto se le termine el contrato quede en la calle sin que pueda volver a ser contratado en Onkologikoa.
  5. Osakidetza pagará con dinero público las inversiones necesarias para la adecuada prestación del servicio en un edificio que seguirá siendo propiedad de Onkologikoa.
  6. La gestión clínica pública va a estar intervenida por un centro privado (Onkologikoa) y se abre la posibilidad de intercambio de profesionales entre el Hospital Donostia y Onkologikoa. Osakidetza financia el proyecto, pero las decisiones dependen de intereses privados.

En resumen, todos los instrumentos públicos se ponen al servicio de un centro sanitario privado y nos tememos que este es sólo el principio de un proceso mucho más global.