Concentraciones para denunciar las situación de los centros de Atención Primaria

22/12/2021
Los sindicatos ELA, Satse, LAB, CCOO y UGT se han concentrado ante los centros de salud de la CAPV. Han denunciado que la situación en la atención primaria de Osakidetza es insostenible, y han exigido soluciones reales e inmediatas.

Los sindicatos han realizado las siguientes reivindicaciones: aumentar el presupuesto en Sanidad hasta llegar a la media de la UE (7% del PIB); reforzar de forma inmediata las plantillas y dotarlas de recursos humanos suficientes en todas las categorías con la creación de nuevos puestos (hacen falta 1.000 plazas más); consolidar a los/as miles de trabajadores/as temporales y terminar con la contratación temporal abusiva; racionalizar las cargas de trabajo y sustituir todas las ausencias desde el primer día. En definitiva, una estrategia que priorice y refuerce la Atención Primaria.

La situación de la Atención Primaria de Osakidetza es insostenible, tanto para los trabajadores y trabajadoras como para la población. La pandemia ha tensado aún más la situación de este nivel asistencial que ya antes agonizaba, ya que los problemas son estructurales y mucho más profundos y antiguos que la actual crisis sanitaria. Sin embargo, esta pandemia, además de precarizar aún más las condiciones de trabajo del colectivo y la calidad asistencial que se ofrece a la ciudadanía, se ha convertido también en una excusa para que Osakidetza aplique recortes y dificulte la accesibilidad de los/as pacientes a la sanidad pública.

Todo ello, unido a la falta de planificación, de refuerzo e inversión, y al aumento de la carga de trabajo derivada de la gestión de la pandemia, ha colocado a la Atención Primaria contra las cuerdas. La estrategia programada de desmantelamiento de la Primaria sigue su curso, mientras Osakidetza continúa encubriendo con el COVID 19 un déficit estructural.

Antes de la pandemia la plantilla ya secundó tres días de huelga en 2019 por la falta de inversión, los recortes en accesibilidad, la falta de oferta de servicios y escasez de profesionales. Osakidetza puso entonces encima de la mesa un documento de Estrategia de Atención Primaria que calificamos de erróneo e insuficiente, porque no ahondaba en el gran problema de la AP: la falta de inversión desde hace décadas. Faltan recursos materiales, profesionales y, sobre todo, una apuesta clara para que la AP recobre el papel de puerta de entrada al sistema sanitario público.

Dos años después de aquella estrategia, la situación ha ido a peor. La falta de soluciones antes y durante la pandemia está poniendo en evidencia que ni había previsión ni había voluntad real de apostar por la AP.

La falta y de recursos, de organización y de planificación con los que la plantilla está haciendo frente a la sexta ola son un buen ejemplo de todo ello. Año y medio después de la primera ola, nos encontramos con una sanidad diezmada, cansada y sin recursos. El alto nivel de contagios y los últimos recortes asistenciales (suspensión de consultas, pruebas diagnósticas, mantenimiento de la atención telefónica, etc...) lo demuestran: la plantilla soporta una tasa de temporalidad que roza el 60%; en octubre finalizaron los contratos de refuerzo; el número de rastreadores/as ha descendido a la mitad; la enfermería de la AP está siendo movilizada para hacer frente a la vacunación ante el desmantelamiento de los equipos de vacunación; las agendas de los/as profesionales están saturadas; no se sustituyen bajas, vacaciones y otras ausencias; la atención telefónica a la ciudadanía, junto con la falta de información y de coordinación por parte del Departamento de Salud, satura a diario las líneas telefónicas y los mostradores de Atención al Paciente; el cierre o restricción de horarios de atención de los PACs, y un largo etcétera ha colmado la paciencia de muchos/as profesionales que han abandonado Osakidetza en busca otros horizontes profesionales y de una población que cada vez tiene más dificultades para acceder a la sanidad, ya que se impone la no presencialidad, lo que perjudica especialmente a los colectivos más vulnerables y con menos acceso a la tecnología.

Desgraciadamente, y a pesar de lo alarmante de la situación, el Gobierno Vasco no da pasos para solucionar los graves problemas señalados. El Proyecto de Ley de presupuestos recientemente presentado por el Gobierno Vasco para 2022 contempla una inversión para sanidad que supondrá gastar 16 millones de euros menos que lo efectivamente gastado en el ejercicio 2021.