El 80% de los contagios entre la plantilla de Osakidetza se producen en el trabajo por carecer de medidas adecuadas de protección

16/11/2020
ELA denuncia que, a pesar de que Osakidetza pretende eludir su responsabilidad sosteniendo que los contagios se producen fuera del trabajo, el 80% de los 3.302 trabajadores y trabajadoras de Osakidetza contagiadas corresponden a enfermería, médicos, y auxiliares de enfermería, es decir, a las categorías que tienen un contacto directo con el paciente.

ELA denuncia que, ocho meses después de la primera ola y cuando ha habido tiempo suficiente para planificar y hacer acopio de recursos, a día de hoy, Osakidetza escatima en material de protección. “Es intolerable que en vez de seguir criterios garantistas, Osakidetza siga criterios economicistas a la hora de proteger la seguridad y la salud de su plantilla”.

Y es que, desde principios de marzo, un total de 3.302 trabajadores y trabajadoras de Osakidetza han dado positivo y la tasa de contagio ha llegado a alcanzar a más del 25% de la plantilla en algunas OSIs. Para ELA, es evidente, además, que los números reales de contagio son muy superiores ya que durante los primeros meses las pruebas PCR que se realizaban eran muy limitadas.

En el actual contexto epidemiológico, a la vez que la presión asistencial va en aumento, están comenzando a aparecer alarmantes brotes entre los y las profesionales y pacientes de diferentes hospitales, como es el caso de Gorliz, Basurto o Donostia. En el Hospital de Gorliz, por ejemplo, el contagio producido por una visita ha derivado en el contagio del 10% de la plantilla y el 20% de los y las pacientes. Asimismo, entre el 30 de septiembre y el 31 de octubre, en la OSI Donostialdea, 114 profesionales dieron positivo y en Basurto, 86. A fecha de 31 de octubre, un total de 600 trabajadores y trabajadoras de Osakidetza eran positivos y otros 492 estaban de baja por sospecha de serlo.

ELA asegura que la realidad actual es que, en zonas calificadas como sucias o zonas COVID-19, existe material suficiente; pero no es así en el caso de las zonas calificadas como no COVID-19 zonas en las que Osakidetza, haciendo una interpretación restrictiva de los protocolos, únicamente facilita una mascarilla quirúrgica argumentando que es suficiente, puesto que los y las pacientes y familiares también la portan. Sin embargo, ELA afirma que la realidad es muy distinta: pacientes que toleran mal la mascarilla; pacientes que no la portan en todo momento; pacientes a los que se les retira para explorarles o para cuestiones tan básicas como darles de comer... “Parece a todas luces ilógico que mientras en Nafarroa, a instancias de una denuncia de ELA, se ha obligado a proporcionar a las monitoras de comedores escolares una mascarilla FFP2, el personal de Osakidetza que trabaja en zona no calificada como sucia, porte una mascarilla quirúrgica”, denuncia.

Así las cosas, ELA lleva meses exigiendo, en los diferentes foros y órganos en los que participa, que se facilite a todos los profesionales una mascarilla FFP2, por entender que este es un criterio garantista que reduce la posibilidad de contagio, tanto de pacientes a profesionales como viceversa. De hecho, hace tan solo unos días, el sindicato volvió a denunciar dicha carencia en la Comisión de Salud del Parlamento Vasco.

El sindicato recuerda que el hecho de que el protocolo no obligue a Osakidetza a dotar al personal de zona limpia de mascarillas FFP2, no quiere decir que no pueda hacerlo. El protocolo establece cual es el material mínimo con el que debe proteger a las y los profesionales. “Si realmente le preocupara la salud de sus profesionales no tendría inconveniente alguno en superar esos indices mínimos de protección, y dotar a todo el personal de una mayor protección, proveyéndole de una FFP2. Estamos ante una pandemia que no entiende de zonas limpias y sucias. Ni diferencia entre espacios sanitarios y no sanitarios. El virus se mueve con nosotras y nosotros. Y entra y sale de los centros sanitarios todos los días. Viaja con todas aquellas personas que entran y salen de los centros sanitarios”.

Osakidetza, sin embargo, pretendiendo eludir sus responsabilidades, sostiene que los contagios de se producen fuera del trabajo o incluso en los momentos de descaso de los y las profesionales. Basta, sin embargo, con analizar los contagios para ver que los mismos tienen un origen laboral: de los 3.302 contagiados, 1.226 son personal de enfermería, 782 médicos y 657 de auxiliares de enfermería, es decir, la mayor tasa de contagios se da entre aquellas categorías que tienen un contacto más directo con el paciente. “¿Acaso estos/as trabajadores/as tienen un comportamiento más irresponsable fuera del trabajo? Es evidente que no”, subraya ELA.

Asegura que la situación vuelve a ser “extremadamente grave”. Considera evidente que en la gestión sanitaria dirigida por el Departamento de Salud del Gobierno vasco siguen primando criterios economicistas y de ahorro presupuestario frente a criterios de protección de la salud de los y las profesionales.

Califica de “inadmisible” que, a una plantilla que lo ha dado todo durante la primera ola, además de no habérsele dado la oportunidad de recuperarse física, anímica y emocionalmente de todo lo vivido, no se la haya dotado de la protección debida, y ahora, en esta nueva ola, se la aboque a más contagios, bajas y secuelas médicas. Recordemos que, ante la gravedad de la situación, y ante un recurso presentado por ELA, el TSJPV requirió el 3 de abril a Osakidetza para que, de forma inmediata, proveyera a la plantilla del material necesario.

Finalmente, ELA recuerda que estamos ante una plantilla que, además de la alarmante situación en la que tuvo que trabajar durante la primera ola, viene soportando de manera estructural una sobrecarga sistemática de trabajo; unas tasas de temporalidad que superan el 40% y un desmantelamiento progresivo del sistema sanitario público que, sin duda, es consecuencia directa de las políticas de recortes de los últimos años, situación que también ha lastrado y sigue lastrando la respuesta a esta crisis sanitaria y que,sin duda también repercute en las condiciones de seguridad y salud de los y las trabajadoras.