PAC (Puntos de Atención Continuada)

ELA exige a Osakidetza un plan integral, que reabran los cerrados y que todos tengan personal médico

22/01/2024
Las crecientes derivaciones dejan en evidencia que la sanidad privada sí tiene facultativos suficientes, mientras la pública precariza las condiciones laborales y en consecuencia, pierde profesionales

ELA ha denunciado en rueda de prensa la precaria situación de los PAC (Puntos de Atención Continuada) en Osakidetza, cuyo último ejemplo es lo sucedido 12 de enero en el PAC de Laudio. Recordemos que ese día acudió un paciente aquejado de un infarto y le atendió un equipo sin médico/a. La persona finalmente falleció. Los recortes que Osakidetza viene aplicando en estos recursos asistenciales tienen consecuencias graves tanto para la plantilla, como para la propia ciudadanía. Por ello, ELA exige a Osakidetza un plan para garantizar la asistencia integral en los PAC, que se reabran los que se han cerrado en los últimos años y que todos ellos cuenten con personal médico.

En los últimos años, Osakidetza ha venido aplicando dos tipos de recortes en los PAC utilizando dos excusas: la pandemia y la falta de profesionales.

  • Por una parte, ha cerrado PACs. Sirvan como ejemplo los cierres de San Martín en Gasteiz; Zumarraga; Deusto, en Bilbao; Bergara; Elgoibar; o en fechas recientes, el de Dr. Areilza en Bilbao.
  • Paralelamente, ha tomado también la decisión de mantener PAC abiertos sin contar con el equipo completo. O lo que es lo mismo, ha decidido que haya PACs sin personal médico atendidos por personal de enfermería y celadores y celadoras. Se trata de una decisión reflejada en el Plan de Contingencia donde se impone la apertura de PAC sin personal facultativo: en tal caso, se contempla la contratación de una enfermera adicional. Estamos ante una estrategia que abarata costes ya que es mucho más barato contratar una enfermera adicional que abonar la guardia del médico o médica.

Cabe recordar en este momento las palabras que pronunció la Consejera Sagardui en junio de 2022 cuando explicó, al hablar del futuro de Osakidetza, que tendremos ambulatorios atendidos por personal de enfermería, que se cerrarán consultorios y que la ciudadanía tendrá que desplazarse para ser atendida. Pues bien, esa realidad ya ha llegado.

A pesar de la alta capacitación y del compromiso de los profesionales de los PAC, a nadie se le escapa que un equipo conformado por personal de enfermería y celador, sin facultativo, tiene unas capacidades limitadas. Ello tiene un doble efecto:

  • Afecta de manera negativa al paciente e incluso puede ponerlo en riesgo. Cuestiones sencillas como una infección de orina no pueden ser gestionadas y resueltas sin el equipo completo ya que no es posible diagnosticar y recetar la medicación necesaria. En casos graves, ese déficit puede tener consecuencias más graves.
  • Por otro lado, provoca una sobrecarga y un estrés añadido en la plantilla, lo que aumenta los riesgos psicosociales que soporta. Esta ausencia de facultativos provoca, además, la asunción, en ocasiones, de funciones y responsabilidades que no les son propias.

Los recortes aplicados en los PAC, hacen que pacientes que no necesitarían ser derivados a las urgencias hospitalarias, acudan a ese servicio, lo que hace que estén colapsadas de manera cada vez más habitual.

Lo que sucede en el PAC de Olaguibel de Gasteiz, es un buen ejemplo del impacto de los recortes aplicados en los últimos años. En Gasteiz se cerró el segundo PAC existente en San Martín y también se han cerrado las urgencias del Hospital Santiago. Además, no se ha reforzado ni la plantilla del PAC de Olaguibel ni la de las urgencias de Txagorritxu. Como consecuencia de todo ello, en el PAC es cada vez más habitual que, a la hora del cierre (no ofrece servicio de noche), todavía queden 40 o 50 personas por atender, muchas de la cuales acaban acudiendo a las urgencias del hospital Txagorritxu, que también se colapsan de forma cada vez más habitual.

Por más que Osakidetza lo niegue y adopte una postura casi victimista de cara a la opinión pública, la realidad que se esconde detrás de la escasez de personal facultativo es, además de una flagrante falta de planificación, las precarias condiciones de trabajo que se ofertan. Estamos en un momento en el que es vital que las condiciones de trabajo sean atractivas para atraer a los y las profesionales y contar con una plantilla suficiente para prestar un servicio de calidad. El Departamento de Salud hace justo lo contrario y como consecuencia de ello, hay una huida de profesionales cada vez más acusada: al extranjero, a otras CCAA, a la sanidad privada, o un trasvase de unas especialidades a otras.

ELA tenía claro que la medida de contratar personal extracomunitario no iba a suponer ninguna solución mientras se les ofreciera la misma precariedad. Y así está siendo, Osakidetza ya empieza a reconocer que muchos/as están en la sanidad privada y no quieren venir a la pública. Sí hay profesionales, pero faltan buenas condiciones de trabajo. Hay datos que evidencian esta realidad: en la última OPE de Osakidetza, en la categoría de Médico/a de familia, se inscribieron un total de 1528 opositores/as para poco más de 300 plaza, lo que demuestra que sí hay personal para contratar. Paralelamente, Osakidetza deriva una y otra vez intervenciones a la sanidad privada, que asume esa tarea sin problemas porque cuenta con personal facultativo. ¿La sanidad privada sí tiene profesionales y la pública no?

Esta situación se va a agravar en los próximos años ya que el número de jubilaciones es muy importante. Osakidetza no tiene más plan que seguir sobrecargando a la plantilla y precarizando la asistencia sanitaria que ofrece. Entre tanto, este año ha aumentado un 9% sus conciertos con la sanidad privada y la factura asciende ya a 269 millones de euros. La sanidad pública podría mejorar notablemente si recibiera esa inversión anual, en lugar de fomentar la sanidad privada.