Los países productores de combustibles fosiles planean niveles aún más altos de producción de carbón y de gas en visperas de la COP30

El informe publicado por el Instituto de Ambiente de Estocolmo (SEI), Climate Analytics y el Instituto Internacional para Desarrollo Sostenible (IISD), examina los planes de los gobiernos para producir carbón, petróleo y gas, y los contrasta con los niveles que permitirían mantener el calentamiento global dentro de los límites de 1,5 °C o 2 °C. Diez años después del Acuerdo de París, los gobiernos planean producir en 2030 más del doble (120%) del volumen de combustibles fósiles compatible con el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5 °C, y un 77% más de lo que sería coherente con una limitación a 2 °C.
Se han analizado 20 de los principales países productores de combustibles fósiles, responsables de alrededor del 80% de la producción mundial: Australia, Brasil, Canadá, China, Colombia, Alemania, India, Indonesia, Kazajistán, Kuwait, México, Nigeria, Noruega, Catar, la Federación de Rusia, Arabia Saudita, Sudáfrica, Emiratos Árabes Unidos, Reino Unido y Estados Unidos. 17 de los 20 países analizados aún planean aumentar la producción de al menos un combustible fósil de aquí a 2030.
Los principales hallazgos del Informe sobre la Brecha de Producción 2025 incluyen:
- Los gobiernos planean niveles aún más altos de producción de carbón hasta 2035 y de gas hasta 2050. La producción de petróleo continua aumentando hasta 2050.
- Para cumplir los objetivos del Acuerdo de París —mantener el calentamiento muy por debajo de 2 °C y continuar los esfuerzos para limitarlo a 1,5 °C—, el mundo debe emprender reducciones más pronunciadas y rápidas en la producción de combustibles fósiles para compensar la falta de avances hasta ahora. Mientras tanto, los gobiernos que amplían la infraestructura fósil malgastan fondos públicos en desarrollos destinados a convertirse en activos que perderán valor y serán inviables.
- Lograr las reducciones necesarias requerirá políticas deliberadas y coordinadas que garanticen una transición justa lejos de los combustibles fósiles. La mayoría de los principales países productores de combustibles fósiles aún no han empezado a alinear sus planes de producción con los objetivos climáticos nacionales e internacionales.
Aunque algunos países se han comprometido con una transición hacia la energía limpia, otros parecen seguir atados a una estrategia dependiente de los combustibles fósiles, planeando incluso más producción que hace dos años.
Emily Ghosh, autora principal y coordinadora del informe, ha afirmado que para mantener vivo el objetivo de 1,5 °C, el mundo necesita reducciones rápidas en las inversiones en carbón, petróleo y gas, redirigiendo esos recursos hacia una transición energética que priorice la equidad y la justicia. Sin estos compromisos, seguir aplazando la acción solo consolidará más emisiones y agravará los impactos climáticos sobre las poblaciones más vulnerables del mundo.