Muñoz: “Sufrimos el ataque más duro contra el trabajo de los últimos cincuenta años”

09/09/2015
Muñoz: “Sufrimos el ataque más duro contra el trabajo de los últimos cincuenta años”
En el próximo número de la revista confederal Landeia se recoge una entrevista al secretario general, Adolfo Muñoz "Txiki", que hace una reflexión de la situación económica, social y política de Hego Euskal Herria. Reproducimos la entrevista en su integridad.

Muñoz: “Sufrimos el ataque más duro contra el trabajo de los últimos cincuenta años”

-El FMI exige continuar con reformas estructurales. Las recertas se repiten... Es el guardián de las esencias del capitalismo más inhumano. Otra reforma laboral, bajar impuestos al capital, copago en sanidad y educación… Exige que no se desmonten las reformas realizadas. Dirigen la economía y la política en el mundo; antes de la crisis, desregulando la economía para favorecer burbujas especulativas, y ahora, para saquear las cuentas públicas, poner en manos privadas los bienes y servicios públicos y atacar derechos laborales y sociales.

- Grecia sigue siendo actualidad. ¿Qué conclusiones sacamos de lo sucedido en Grecia? Varoufakis con ironía sugirió a la Troika eliminar las elecciones en los países fuertemente endeudados. Es incompatible -les decía- que los ciudadanos griegos elijan a Syriza para acabar con los ajustes y que la Troika les chantajee para que éstos continúen. Hubo silencio, “a la Troika le resulta menos traumático que apliquemos nosotros su política”, concluía. Varoufakis define la Eurozona como “un lugar incómodo para las personas decentes”. La Troika, tras el varapalo a Tsipras que convocó un referéndum para no tenerlo en cuenta, habrá concluido ¿a ver quién es el siguiente que se atreve?

-Y eso en la cuna de la democracia... No caben matices. El Banco Central, el Eurogrupo, el €, la deuda… La construcción europea se diseño para aplicar políticas antisociales. ELA llama la atención sobre el penoso papel de la socialdemocracia (Blair, González, Schroeder…); sin su colaboración hubiera sido imposible. Quienes desprecian el neoliberalismo, además de ser consecuentes en sus naciones, deben abordar Europa. Sin embargo, los gobiernos aceptan límites cada vez más estrechos para hacer política y los partidos asumen los consejos del sistema, esos que dicen que las elecciones “se ganan en el centro”. Un centro imaginario que termina desplazando todo el espectro político a la derecha. Aceptar esa formulación supone renunciar a las alternativas, impone una gran pobreza política y convierte en fin único el electoral.

Grecia tiene lecturas locales, ¿por qué? En Grecia hay “memorandum” igual que en el Estado español. Es inaceptable que los partidos “se sorprendan” de los límites del sistema al llegar a las Instituciones. En el Estado español, tras la reforma del artículo 135 de la Constitución (pagar la deuda antes que nada) y la aprobación de la Ley de Estabilidad Presupuestaria (LEP), los límites para elaborar Presupuestos sociales son estrictos, salvo que decidan saltárselos (algo que nadie ha hecho). ¿Qué supone? Que aceptas el límite de gasto (el 0,3 de déficit para 2016), la prioridad del pago de la deuda, aplicar las leyes básicas para uniformizar y centralizar la política... Si añadimos la negativa radical a revisar en profundidad la fiscalidad para obtener más ingresos, las políticas en Iruña y Gasteiz, seguirán siendo de ajuste. El cambio político y social aplicando esas políticas es imposible.

-La reflexión de Varoufakis sobre las elecciones políticas es demoledora. Y cierta. La soberanía nacional es inexistente en beneficio exclusivo de los acreedores. Eso también sucede en Euskal Herria. Es urgente, en clave nacional y social, reclamar a la clase política una reflexión sobre Europa y sobre las bases políticas que funcionan en el Estado. Necesitamos cualquier cosa menos política inconsistente.

-Así pues, el cambio político y social no es solo llegar a las Instituciones. Claro que no. Hay que diferenciar la alternancia (cambio de partidos) de la alternativa (cambio de políticas). Plantearlo de esa manera nos parece, además de un grave error, muy poco pedagógico porque despolitiza a la sociedad. Hay pánico en la clase política a sacar conclusiones de lo que ha sucedido en Europa en los últimos 25 años; de la irrelevancia premeditada a la que se somete la política. ¿Cuántos partidos, por ejemplo, llevarán en sus programas que se deroguen el articulo 135 de la Constitución y la Ley de Estabilidad Presupuestaria? ¿Cuantos plantearán echar atrás las reformas laborales y de pensiones?

-ELA lleva 25 años hablando de fiscalidad...¿Ha cambiado algo últimamente en la política fiscal? Nada en positivo. Rajoy rebaja el IRPF a las rentas altas. El acuerdo PNV y PSE, abusando de eufemismos como “armonizar”, aplica una fiscalidad muy injusta, la que pide la patronal. El Departamento de Industria del Gobierno Vasco, por ejemplo, afirma contra cualquier evidencia, que la aportación empresarial en el Impuesto de Sociedades supera las realizadas por otras empresas en el Estado y en Alemania. Es falso. Las empresas, en la CAPV, acogiéndose a innumerables subvenciones, exenciones y bonificaciones, pagan menos impuestos que en el Estado. Menos las grandes (no0 llega al 6%) que las pequeñas. Y eso sin hablar del fraude.

-¿Y que dice sobre fiscalidad el Acuerdo Programático en Nafarroa? Geroa Bai, EH Bildu, Podemos y I-E renuncian a cambios cualitativos. No hay contradicción con la CAPV y, sin cambio fiscal no habrá cambio social. La solidaridad que no tiene reflejo en los Presupuestos es pura retórica política. Es muy grave que las alternativas en fiscalidad quedan fuera del debate partidario.

-Sin salir de Navarra ¿el nuevo Gobierno revisará el sistema clientelar que afecta a la CEN, CCOO y UGT? El Acuerdo Programático no contempla una revisión global del sistema. No se trata de meter dentro a quienes no formamos parte del clientelismo sino de cambiar lo que es una perversión. Se deben discutir los intereses espurios de esas organizaciones. Convirtieron problemas reales (empleo, inmigración, formación…) en escusa para que fueran su fuente de financiación. El nuevo Gobierno ha dado continuidad a varios convenios que tienen como beneficiarios a esas organizaciones. Eso no es cambio.

-Y en todo este contexto político, ¿cuál es nuestro papel? No dejarnos cooptar. En buena parte, la eficacia de la izquierda política depende de que sindicatos y movimientos sociales no aceptemos subordinación alguna y, claro está, de nuestra capacidad para que los sectores populares tengan capacidad de organización y movilización, única forma de abrir posibilidades al cambio. En muchos lugares, en demasiados, la energía social ha sido premeditadamente debilitada por un falso progresismo. No habrá izquierda en las Instituciones sin interpelación autónoma desde la calle.

CRECIMIENTO CON MÁS DESIGUALDAD.

-Volviendo a la situación económica...Los Gobiernos hablan satisfechos de crecimiento. Los Gobiernos no hacen nada para evitar el aumento de la desigualdad. El PIB no mide el nivel de dignidad humana. El crecimiento es precario y condicionado por factores externos (valor de Euro, precio del petróleo, turismo…). El “milagro” de este crecimiento tiene claros perdedores: los salarios y el gasto social. Ninguna medida que afecte en negativo al capital.

-¿Las cifras de creación de empleo que se están manejando son reales?. Fraccionar el empleo no es más empleo. El desempleo es del 16% y más del 52% de las personas desempleadas no cobran ninguna prestación. El gasto en desempleo baja drásticamente porque quienes están en paro dejan de percibir prestación. Lo que es un drama, Rajoy lo vende como éxito político (gastar menos en desempleo). Además, el empleo que se crea es temporal, a tiempo parcial y con salarios miserables. Un representante de la patronal decía que “el único contrato basura que conocía era el de quien está en el paro”. Les vale cualquier contratación por miserable que sea.

-¿Y qué dicen los datos? Que los salarios nunca han tenido una participación más baja en el reparto de la riqueza. Gobiernos y patronal no quieren hablar de eso y mienten al afirmar que el crecimiento económico resuelve el aumento de las desigualdades. Debilitada la negociación colectiva como instrumento de reparto y renunciando -los gobiernos- a intervenir vía fiscalidad y gasto social, las desigualdades aumentan más.

Los gobiernos podrían orientar otras políticas pero no quieren. Ahí está, por ejemplo, la ILP presentada por ELA en el Parlamento Vasco. PNV, PP y UPyD quieren desnaturalizarla por completo. Ponen la capacidad de decisión del Parlamento al servicio de la patronal que, por ejemplo, en Musikene (obra pública en Donostia) impone trabajar 12 horas al día a 5 € la hora o que no paga impuestos en las Haciendas vascas. Votar contra esta ILP supone apoyar la explotación.

-¿Y los beneficios empresariales? Baten récords y los directivos de empresas que defienden bajar salarios reciben premios multimillonarios (supersueldos, bonus, pensiones e indemnizaciones...). Tenemos ejemplos dentro y fuera de Euskal Herria. Los bonus a la dirección de Euskaltel son prueba de lo peor que nos llevó a esta crisis. Direcciones premiadas por ofrecer la máxima rentabilidad al accionista, más bonus cuanto más se explota a la gente. Es inaceptable; mucho más en una empresa que se creó con dinero público.

-ELA quiere colocar el aumento de la desigualdad y la caída salarial en el centro del debate político. Los debates políticos son cada día más banales. ¿No interesa saber cómo se reparte la riqueza? Se hace política como si nada grave estuviera sucediendo. ELA trabaja para que este debate gane espacio en la sociedad; para luchar contra la precariedad y dar valor a la organización sindical y la lucha. El futuro del sindicato está unido a un compromiso real con las personas que se ven obligadas a aceptar condiciones miserables.

ALTERNATIBA 24 DE OCTUBRE.

-¿Qué queremos reflejar en Bilbo el día 24 de Octubre con Alternatiba? Algo esencial en los tiempos que corren aunque parezca de perogrullo: en democracia hay alternativas. Queremos debatir sobre las necesidades de la gente y sobre los instrumentos que pueden facilitar una vida con dignidad. El capitalismo, en su afán de codicia sin límite, desprecia a las personas. Queremos socializar, con otras organizaciones, alternativas como la soberanía alimentaria, las finanzas, el transporte, la auditoria ciudadana a la Deuda Pública, la distribución y redistribución de la riqueza, la amenaza del TTIP…

-¿Y la crisis climática? Es indiscutible el calentamiento global y, desde el sindicalismo, debemos analizar las alternativas de empleo en la transición energética. En Diciembre se celebra la cumbre del clima en París. Es un debate que los gobiernos, presionados por las multinacionales, retrasan. El debate, sin matices, del crecimiento esconde efectos que ponen en cuestión la supervivencia del planeta. No queda mucho tiempo para reaccionar; el cambio está siendo mucho más rápido de lo que los propios científicos preveían.

NEGOCIACIÓN COLECTIVA. Organización para hacer frente a la explotación laboral.

-Hablamos de negociación colectiva. Salarios bajísimos, jornadas más altas, contratos temporales… Sufrimos el ataque más duro contra el trabajo de los últimos cincuenta años. Son los objetivos buscados por Gobiernos y patronal, su apuesta por la precariedad es estructural. Bajos salarios y jornadas altas, muchas veces sin retribuir, para aumentar beneficios. Y, sin embargo, no hay razón alguna, más allá de interés empresarial por aumentar beneficios, para no dar satisfacción a un objetivo: un trabajo digno y con derechos; los salarios no deben perder poder adquisitivo. Con un problema, claro, que no es un debate de razones sino de organización y fuerza.

-¿Es coyuntural lo que estamos viviendo? No, ha venido para quedarse. Si queremos seguir siendo útiles a la clase trabajadora y, muy especialmente, al colectivo -cada vez más amplio- que vive en precariedad, lo organizativo es esencial. El modo en que nos organizamos determina resultados.

-¿Se pueden cerrar acuerdos sectoriales con la Patronal? La pregunta es con qué contenidos. Por ejemplo, los convenios de construcción de Araba, Bizkaia y Nafarroa están firmados por CCOO y UGT y no se aplican; ni siquiera en la obra pública. Nuestro objetivo es que lo que se firme se cumpla sin que pierda importancia el tema salarial. Queremos cláusulas que garanticen su aplicación; cláusulas que son legalmente posibles pero… la patronal también ha hecho una lectura ideológica de las reformas y quiere imponer. Acabamos de cerrar el Convenio del Textil de Bizkaia en el que se recogen esas cláusulas. ELA, que tiene mayoría absoluta, ha firmado y lo valora muy positivamente. Hemos exprimido las reformas para apurar todos sus márgenes y nos hemos encontrado con una patronal que, lo ha puesto por escrito, “para qué voy a negociar si la Ley me da todo lo que quiero”.

-¿Y la negociación de empresa? Nos hubiera gustado haber llevado con LAB a las empresas una alternativa de negociación menos sujeta al bloqueo que la patronal ejerce sobre los sectores. No ha podido ser. Lo hemos hecho en solitario y tiene mucho valor, entre otras cosas, porque el sector ya no es mínimo de obligado cumplimiento. Es obvio que lo que queremos hacer no es posible en todos los ámbitos pero la reforma -esto es indiscutible- coloca al sindicalismo -a ELA y a los demás- ante un reto indeclinable: si somos capaces de tener base sindical organizada en las empresas. La negociación colectiva va a depender de eso.

-En esta situación ELA ha reiterado la importancia de la organización. Si queremos defender condiciones de trabajo dignas debemos conseguir una situación equilibrada. Hablamos de fuerza sindical, porque el derecho (la ley) es de ellos. El quehacer más importante del sindicalismo no estriba en convencer a patronal y gobiernos para que cambien. Nuestro trabajo consiste en dar valor al sindicato como expresión de identidad colectiva, en organizar a la gente del mundo del trabajo. El sindicalismo que apela a la buena fe patronal, está perdido. “El sindicalismo fuerte -decía un sindicalista americano- es la vía para evitar que el empresario se convierta en un tirano”.

INTOLERANCIA CONTRA LA AUTONOMÍA SINDICAL.

-Gobiernos y patronal renuevan su repertorio contra el sindicalismo reivindicativo. Utilizan todos los medios para estigmatizar a quienes les recordamos la función antisocial que desempeñan. Molesta el papel socio-político del sindicato y, esa función en nuestra opinión, es más necesaria que nunca. Nos piden que desempeñemos un papel subordinado; que renunciemos. Si no lo haces, el sistema te ataca.

-ELA ha destacado la beligerancia del Gobierno Vasco. Apoya el modelo de empresa de ADEGI en el que los sindicatos no tienen cabida. No quieren nada organizado entre su poder y el ciudadano o trabajador-a individual. El mensaje antisindical del Gobierno, en boca de la Consejera de Industria, nos parece intolerable.

¿Colocas ahí las críticas a ELA por su no presencia en la Mesa de Diálogo Social?. Sí. Un representante de Confebask ha explicado el objetivo de esa Mesa: “El plus de legitimidad que todo poder público busca presentando sus propias políticas como compartidas con los agentes sociales queda muy minorado, no solo cuando el agente mayoritario (ELA) se excluye, sino cuando directamente lo ataca”. “Presentar sus propias políticas como compartidas” es el objetivo. Los sindicatos debemos legitimar la política del gobierno. ELA no lo va a hacer y exigimos al Gobierno que respete nuestra autonomía.

-El Presidente del CRL pone en valor los acuerdos con la minoría sindical. Es un desprecio a las reglas democráticas, a las mayorías sindicales vascas. Si la mayoría no acepta se hace con la minoría. Defiende a las posiciones de Confebask, CCOO y UGT y lo que hace el Gobierno de Urkullu con su mesa, en minoría, de diálogo social. Ni una sola crítica a la posición de privilegio que tiene la patronal. Apostaron por un acuerdo que incorporara a LAB y no les ha salido; un acuerdo para gestionar lo que ha fracasado en el Estado, tanto en el inexistente diálogo social como para clonar el Acuerdo de Negociación Colectiva firmado con la CEOE.

-¿Es posible una sociedad verdaderamente democrática con un sindicalismo devaluado, tal como querrían algunos?. No, sin un sindicalismo fuerte la democracia no existe. Una sociedad sin equilibrios no es una sociedad democrática. La intolerancia respecto al sindicalismo refleja la apuesta por una sociedad antidemocrática en la que los más débiles queden desprotegidos.

DORMIR EL CONFLICTO POLÍTICO ES ACEPTAR LA INVOLUCIÓN.

Lo primero sería definir un diagnóstico. No estamos en ciernes de un proceso constituyente en el Estado que sustituya al de 1978. Mucho menos para reconocer soberanías distintas a la estatal. Seguimos en fase involutiva y PP y PSOE saben qué papel juegan las Instituciones Vascas: Gestionan las decisiones del Estado. El mismo diagnóstico desde la LOAPA pero con un Estado mucho más beligerante.

Hemos utilizado el símil de “El día de la marmota”. Eso nos parece que significa volver a crear en el Parlamento Vasco una Comisión Parlamentaria para elaborar una propuesta de “nuevo estatus”. Volver a empezar, sin mayor proyección, cumple una función: agotar legislaturas obviando el problema de fondo.

Se insiste en el PSOE como un aliado. ¿De dónde se saca eso? ¿Acaso no fue el PSOE el que destruyó el Estatuto Político en Madrid? El PSOE fija con claridad su posición: nada que suponga reconocer un ámbito de decisión distinto al estatal, nada de relación “entre iguales”. El PSOE está más cerca de un Gobierno de concentración con el PP que de representar cambios cualitativos en el Estado español. Salvo que se quiera diluir el significado político de la soberanía, con el PSOE no hay nada que hacer.

¿Falta liderazgo político para marcar estrategias? Sí. Han pasado cosas importantes en los últimos cinco años. La más importante, el fin de la lucha armada como impedimento objetivo para la suma soberanista. Eso está superado y no debiera sustituirse, más allá de las exigencias unilaterales que se derivan de la normalización, por una guerra de relatos sobre el pasado. Deberíamos enfrentarnos al agotamiento estructural del sistema estatutario, a seleccionar objetivos compartidos, a fijar instrumentos políticos para hacer frente a la crisis, al deterioro de las libertades que impone el Estado, al empobrecimiento de las clases populares… Sin embargo, las cosas no van por ahí.

Entonces, hay poco más que lucha por la hegemonía partidaria. Es la prioridad. La lucha por la hegemonía partidaria -legítima- impide, compartir unos mínimos imprescindibles para enfrentarse a ese nacionalismo español involutivo. Es nuestro mayor hándicap. La movilización social, en nuestra opinión, debe dirigir una clara interpelación para superar la falta de perspectiva estratégica y no debe obviar la importancia del modelo de sociedad en la construcción nacional.

Lo social como parte del camino. Sin duda. Aplicando las políticas neoliberales del PP se consolida su proyecto de Estado. Cumplir las leyes básicas conlleva aplicar políticas de ajuste y, en cuanto a las competencias propias, sufrimos una fiscalidad más injusta que la española. Más política social es más integración social. Eso sí serían políticas transversales. El Gobierno Vasco, sin embargo, se encuentra muy cómodo aplicando las políticas que interesan al poder económico. Sus aliados están ahí.