PAI, ni aquí ni en Albacete

09/04/2021
Juan Pedro Urabayen Mihura
Es necesario abandonar los programas de semi-inmersión en inglés como el PAI por ser perniciosos para el alumnado, al causar vaciamiento del currículum de las materias impartidas en inglés, sobreesfuerzo en la infancia y aumentar la segregación escolar tan elevada que tenemos.

El Programa de Aprendizaje “en” Inglés (no “de” inglés) de varias asignaturas, nos parece tan perjudicial aquí en Navarra como en Albacete o Madrid. De hecho el 17 de marzo hizo un año desde que, debido a la pandemia, tuvimos que anular la reserva de tren y habitación para asistir al estreno en la capital del estado, del documental “La chapuza del bilingüismo madrileño”, al que nos habían invitado sus organizadores y que se puede ver en la red. Quienes lo han promovido son familias, docentes, personas expertas y sindicalistas que quieren eliminar los programas de semi-inmersión en inglés por ser perniciosos para el alumnado, al causar vaciamiento del currículum de las materias impartidas en inglés, sobreesfuerzo en la infancia y aumentar la segregación escolar tan elevada que tenemos en todo el estado. Esos colectivos madrileños suspiran, como nosotros aquí en Navarra, por conseguir un día lo que han logrado en Albacete, donde más de 17 centros han salido del programa. En nuestra Comunidad Foral ya tenemos un colegio que ha seguido la estela de la provincia manchega, y tras una larga lucha ha conseguido que ningún niño o niña más de Castejón tenga que cursar el PAI. Para ello han logrado la unanimidad del consejo escolar y una mayoría abrumadora del claustro, tras un trabajo eficaz y tenaz de un equipo directivo encabezado por una albaceteña, que quieren dar a su alumnado la máxima calidad educativa, aunque haya quien las descalifique y quiera ver sus fantasmas particulares encarnados en dichas personas.

Han saltado todas las alarmas entre los grupos político-mediáticos que impusieron el PAI a todo el alumnado de más de 100 colegios navarros y de más de 50 pueblos, ya que ha aflorado en el parlamento y en la opinión pública el serio problema que causa el PAI. Están muy nerviosos y han recurrido a las estrategias de confrontación de siempre, achacando a los demás lo que a ellos les mueve: nacionalismo, en su caso español, monolingüe y uninacional (critican solo a sindicatos abertzales, intentando tapar la oposición al PAI en todo el estado).

En torno a este tema sería necesario un gran pacto político, social y sindical, que pusiera a cada lengua en su sitio dentro del sistema educativo. En un estado con tanta diversidad sería necesario establecer unos mínimos acordados, que garantizaran a todo el alumnado el dominio de las lenguas propias u oficiales de su comunidad autónoma (Navarra sigue siendo la única en la que ni siquiera es obligatorio cursar el euskera como asignatura), así como el conocimiento de una o dos lenguas extranjeras. Está demostrado que la inmersión en lenguas minorizadas como el catalán o el euskera ha sido exitosa para lograr el bilingüismo, sin perjuicio de un adecuado nivel de inglés. Dicha inmersión requiere al menos un 80% del horario escolar semanal, ya que si no no se logra el nivel umbral que permite la competencia cognitivo-académica en las dos lenguas propias. Esto no lo consigue el PAI en ninguna lengua, con solo un 50% de horas impartidas en inglés, ya que es imposible; y así el castellano se resiente, al no garantizarse desde la escuela unos usos suficientemente diversificados, ni un proceso normalizado de lecto-escritura, y el inglés que se aprende resulta poco útil. Solo familias de extracción media-alta pueden invertir recursos para suplir estas carencias del sistema, con un gran sacrificio.

Para terminar queremos hacer un llamamiento a tantas familias y docentes insatisfechas/os con el PAI, porque lo imparten aunque no les convence, y/o porque ven lo que ha perdido el alumnado de hoy respecto al de promociones anteriores a dicho programa. Animamos a que no se callen, que denuncien lo que ven, como lo hicieron hace muchos años en colegios como Ablitas, Cascante, Orkoien, Gares, Uharte… Pedimos compromiso cívico a esos equipos directivos que vieron desde el principio la chapuza, pero que la asumieron por ganar alumnado, en el caso de colegios públicos en dificultades, o por hacer frente a lo que veían como un marketing competitivo, en colegios concertados. Apelamos a quienes han animado en privado a sus homólogos de Castejón, para que ahora sigan sus pasos. Ya han visto que han contado con el apoyo unánime de todos los sindicatos navarros. El nuestro no les faltará, aquí y en cualquier lugar.