El Tren de Alta Velocidad no es un tren social

20/02/2007
ELA ha presentado la campaña que tiene previsto llevar a cabo en contra del Tren de Alta Velocidad. Mediante esta campaña ELA quiere denunciar que el TAV no es un tres social.

ELA ha defendido reiteradamente la necesidad de potenciar el ferrocarril como medio de transporte más adecuado para cubrir las necesidades económicas, sociales y medioambientales. Asimismo, hemos denunciado que la red ferroviaria actual no da una respuesta adecuada a dichas necesidades.

La red ferroviaria debe cubrir las necesidades vascas, lo que supone unir pueblos, comarcas y territorios, generando una alternativa real al transporte por carretera y posibilitando el transvase de mercancías y personas al mismo. Esta red debe ser mallada y multifuncional, coordinada con los demás medios de transporte. Asimismo, debe ser parte de un modelo de transporte público intermodal.

Para ello, como se recoge en el protocolo firmado en abril de 2006 por diversas organizaciones, dicha red debe cumplir los siguientes requisitos:
-Aprovechar al máximo las vías existentes, ampliando y mejorando el trazado cuando fuese necesario.
-La construcción de nuevas vías, totalmente necesarias, tanto en la red principal como en la secundaria, se hará con debate y consenso social.
-El coste (económico, ecológico y energético) de la construcción y mantenimiento será proporcionado al servicio que preste.

En lugar de avanzar en esta dirección, las instituciones de la CAPV se han embarcado en el apoyo y defensa a ultranza de la Y vasca, definida y decidida por el gobierno español en base a lógicas diferentes a las de ámbito vasco, sin participación social, y que no ha sido sometida a ningún cambio posterior.

El proyecto conocido como Y vasca o Tren de Alta Velocidad (TAV), cuyas obras ya se han iniciado en algunos lugares, no cumple los requisitos de un tren social. No da respuesta a las necesidades de transporte de mercancías y personas, se limita a la conexión de las capitales, no forma parte de un diseño integral de transporte, tiene enormes impactos medioambientales y conlleva un gran coste económico.

ELA lleva casi una década reclamando un debate social, que ha sido negado por los diferentes responsables políticos del Gobierno Vasco (incluidos los actuales). En lugar de ello nos encontramos ante un proyecto impuesto y equivocado.

ELA reclama la rápida paralización de las obras del TAV, y exige a las instituciones una postura dialogante, y el esfuerzo necesario para redefinir y ejecutar con urgencia la red ferroviaria para el futuro de Euskal Herria en base a los parámetros anteriormente citados.