ELA y la asociación de familiares Babestu instan al Ararteko a que intervenga y exija cambios inmediatos en el modelo y la gestion de los centros residenciales de mayores

08/06/2020
La crisis del COVID-19 ha destapado todas las carencias que el sindicato viene denunciando en los últimos años y evidencia la imperiosa necesidad de publificar los servicios.

El pasado 4 de junio, representantes de ELA y de la Asociación de familiares Babestu se reunieron con el Ararteko; en dicha reunión se instó al defensor del pueblo a que exija cambios inmediatos en el modelo y la gestión de los centros residenciales en la CAPV.

 

En noviembre de 2019 ELA ya denunció ante este órgano la urgente necesidad de retirar y modificar el Decreto 126/2019, de 30 de julio, de centros residenciales para personas mayores en el ámbito de la CAPV, que no otorga un papel central a la autodeterminación de las personas mayores. ELA vuelve a reiterar la necesidad de un decreto que ponga a cada persona en el centro de la atención sociosanitaria, garantizando los procesos asistenciales necesarios para preservar su salud y calidad de vida; cuestión que el propio Ararteko ya mencionaba en 2011 en su informe sobre personas mayores.

 

Además, el Parlamento Vasco aprobó el 24 de octubre de 2019 una moción por la que se instaba al Gobierno Vasco a revisar y modificar el Decreto, y que ELA ya entonces solicitó que se abriera una mesa de negociación real con los agentes implicados para elaborar un decreto que sitúe a las personas dependientes y al personal a su servicio en el centro del sistema de cuidados y garantice un servicio público y de calidad.

 

ELA ha denunciado en reiteradas ocasiones que el Decreto aprobado hace casi un año tiene graves carencias y reduce aún más, si cabe, el tiempo de cuidado establecido para cada persona residente, además de apostar por la privatización del servicio. El sindicato denunciaba también que las adaptaciones mecánicas, baños, ventilación y la reconversión de habitaciones dobles a individuales solo eran de aplicación para las nuevas residencias, y no se garantizaba el servicio de enfermería 24 horas, ni la mejora de las cocinas y la limpieza.

 

Con la llegada del COVID-19, se han puesto de manifiesto las graves carencias en el sistema de cuidados y la necesidad de adoptar medidas urgentes para poder atender con dignidad a residentes y familiares, y dignificar la labor de los cuidados. La crisis ha evidenciado lo que las trabajadoras del sector, en alianza con familiares, llevan décadas denunciando e intentando cambiar mediante huelgas interminables. La necesidad imperiosa de cambiar un modelo que apuesta por la privatización y beneficio económico por encima de las personas.

 

En este contexto, el pasado mes de abril el propio Ararteko manifestó: “esta crisis ha puesto de manifiesto que hay que repensar el modelo de residencias que tenemos. Creo que se debe incidir en la prevalencia del carácter de servicio público que tiene el cuidado a los mayores...”.

 

De este modo, ELA y Babestu han instado al Ararteko a que interpele a las diferentes instituciones públicas exigiéndoles un modelo de gestión público que colectivice los cuidados. Un servicio blindado frente a intereses capitalistas o partidistas, con amplias plantillas y ratios suficientes para un cuidado cercano y afectuoso. Un servicio que garantice la salud y la prevención de riesgos psicosociales, riesgos biológicos, e infecciones bacterianas, y que garantice el incremento de las inspecciones para salvaguardar la salud física y emocional de residentes, familiares y trabajadoras.

 

En este sentido, el sindicato apunta que activará las movilizaciones necesarias en el sector para que sus justas reivindicaciones sean tenidas en cuenta.