ELA exige a los Gobiernos de Urkullu y Barkos que no renuncien al autogobierno y mantengan su palabra de incrementar el salario del personal público

02/01/2018
ELA exige al Gobierno vasco y al Gobierno de Navarra, así como al resto de administraciones vascas, que no renuncien al autogobierno y mantengan su palabra de incrementar el salario del personal público para 2018, un aumento que ambos Ejecutivos fijaron en un insuficiente 1,5% haciendo seguidismo del Ejecutivo español gobernado por el PP. Esta decisión incrementará la pérdida de poder adquisitivo por encima del 15% desde el año 2010.

Como se sabe, el Estado no va a incrementar el salario a sus funcionarios alegando que no se han aprobado los Presupuestos Generales, medida que tanto el Gobierno de Urkullu como el de Barkos van a hacer suya a pesar de que en los Presupuestos de la CAPV y de Navarra están consignadas las partidas correspondientes para subir el 1,5% el salario de decenas de miles de trabajadores y trabajadoras.

En el caso de la CAPV, este recorte deja otra vez en evidencia al lehendakari Urkullu, que en su discurso de fin de año abogó por el empleo de calidad, afirmación que no se sostiene cuando a los dos días, su Gobierno decide congelar el salario de toda su plantilla. Asimismo, resulta cínica la supuesta apuesta por el empleo de calidad, mientras en las administraciones de la CAPV hay una temporalidad superior al 35%. El Lehendakari reivindica aquello que no quiere aplicar donde tiene responsabilidad directa; apuesta por la devaluación salarial y la precariedad laboral.

En el caso de Navarra, la euforia institucional desatada tras el acuerdo con el Estado para renovar el convenio económico choca con la dura realidad de esta congelación salarial: sea cual sea la cantidad que Navarra percibe tras su negociación con el ministro Montoro, eso no se traduce en una mejora para la ciudadanía, tal como están sufriendo en primera persona los miles de empleados públicos navarros.

En ambos casos queda claro que no existe ninguna bilateralidad posible con el Estado, que impone continuamente sus recortes sin resistencia alguna por parte de las instituciones vascas.